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Cine en carne viva para duros de estómago

Tras el conato de censura en Francia, llega ‘Martyrs’, lo más polémico del festival

RUBÉN ROMERO

Con Martyrs, el vómito llegó al festival. Un par de estómagos de críticos sensibles no fueron capaces de soportar los 25 minutos de tortura de una mujer, que Pascal Laugier muestra en pantalla. Para algunos, se trata de violencia gratuita, para otros, de reflexión acerca de nuestra capacidad de asumir la violencia en pantalla. Para muchos otros de un elemento narrativo más de una película.

'Es mi cuarto festival, así que no estoy tan nervioso como la organización', nos cuenta Laugier. 'De hecho -añade-, a estas alturas me he acostumbrado a todo. A que me llamen nazi, misógino, salvaje, animal... También he conocido mujeres que han venido llorando a contarme lo mucho que les ha conmovido'.

Para explicarlo brevemente, Martyrs fue presentada en Cannes y se armó la de San Quintín. 'Si hubiera ido a un festival como éste no habría pasado nada', confiesa Laugier, que se aleja del clasicismo de su ópera prima, El internado (2005). La Comisión de Calificación de películas hizo lo posible por etiquetarla 'para mayores de 18 años', lo que en Francia equivale a reducir su distribución a salas de cine X.

'Los miembros de la comisión son gente de derecha y de ultraderecha, de asociaciones ultracatólicas, proabortistas y pro pena de muerte', explica el director, que a pesar de todo es optimista al ver que en Francia 'todavía hay gente capaz de luchar por las injusticias'.

Después del escándalo (se quedó en un 'Para mayores de 16'), la pregunta es obvia. ¿Es la tortura el pilar del filme o una herramienta narrativa? 'Mi intención era hacer una película enfermiza sobre una sociedad enfermiza, en la que han desaparecido las utopías, y ha triunfado el cinismo. Me sorprende que tenga esta repercusión. No entiendo que la gente vea en YouTube ejecuciones realizadas por islamistas con la mayor tranquilidad y encuentran escandaloso una historia de ficción violenta'.

Imposible resistirse a preguntar a colegas de Laugier su opinión tras la proyección. El director español Nacho Vigalondo afirmó ayer: 'No entiendo la polémica. Dentro del neogore francés hay películas mucho más duras. Todo este tipo de cine intenta repetir la repercusión de Irreversible, de Gaspar Noé (con violación incluida), pero ninguna me ha hecho tanto daño como esa'.

Fabrice du Welz, realizador belga que ha presentado a concurso la estupenda Vinyan niega ese 'efecto llamada'. 'El cine francés, a diferencia del español, siempre ha sido mucho más realista, más basado en lo fantástico. Su demostración de violencia me parece tan válida como cualquier otra. Es una propuesta muy radical sobre la que puedo tener objeciones formales, no argumentales'.  El debate, en las salas... si llega a estrenarse.

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