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Los otros logros científicos del año

Las vacunas contra el coronavirus están eclipsando nuevos e importantes hitos en distintas áreas.

Proteína
Estructura de una proteína tal como la predijo la inteligencia artificial (en azul) y como se determinó experimentalmente (en verde). Archivo / DEEPMIND

MALEN RUIZ DE ELVIRA

Al elegir como logro científico del año el esfuerzo de desarrollo de vacunas contra el nuevo coronavirus que ha desbaratado la vida normal en todo el planeta este 2020, pocos se han fijado en los finalistas en esta selección anual que todos los años hace la reputada revista Science. Sin embargo, merece la pena repasarlos, aunque la pandemia haya reducido notablemente la actividad científica y la publicación de resultados y haya causado, como en casi todos los sectores, grandes daños cuyas consecuencias están aún por ver.

A pesar de ser muy reciente su publicación, sobresale entre los logros científicos la utilización de la inteligencia artificial para dar un gran paso en conocer la forma en tres dimensiones de una proteína. El programa predice su estructura igual de bien que su estudio en laboratorio con técnicas muy laboriosas, que, aunque ahora modernizadas, dieron sus primeros frutos hace 50 años. La estructura de la cadena de aminoácidos que forma una proteína es algo muy importante porque determina sus funciones bioquímicas en un organismo. De ahí a las aplicaciones (medicamentos, diagnósticos, plantas tolerantes a la sequía y tantas otras cosas) hay un paso mucho más fácil de dar ahora. Es útil recordar que solo se conoce la estructura molecular de 170.000 de los 200 millones de proteínas conocidas. El logro tiene además el añadido de que surge de un proceso competitivo y abierto, que ha ganado por ahora el programa Deep Mind de Google, por lo que es de esperar una explosión de nuevas estructuras conocidas.

Del futuro al pasado va el siguiente hito científico, el descubrimiento y datación de la escena figurativa más antigua conocida hecha por el hombre moderno. Es una cacería que se pintó en la pared de una cueva hace más de 40.000 años en la isla indonesia de Sulawesi, lo que deja fuera a Europa de ser la cuna del arte figurativo, como se creía hasta ahora.

Si pasamos a la física, sobresale un nuevo material para conducir la electricidad sin resistencia a temperatura ambiente. Es el Santo Grial de la física, pero tiene, como no, su lado negativo. Para que funcione el material superconductor, que es un compuesto de hidrógeno, azufre y carbono, se tiene que comprimir a una enorme presión, similar a la que existe en el centro de la Tierra. Al contrario que los diamantes que lo sujetan, se rompe en cuanto se deja de ejercer presión, así que todavía queda camino por andar en los superconductores a temperatura ambiente.

Volviendo a la biología, nos encontramos con el esperanzador uso de las "tijeras genéticas" CRISPR para el tratamiento de dos enfermedades de la sangre, la beta talasemia y la enfermedad de células falciformes. En unos pocos pacientes, el tratamiento con células madre modificadas genéticamente está dando buenos resultados, aunque es muy caro y necesita equipos técnicos complicados, resalta la propia revista.

Si saltamos de lo muy pequeño a lo enorme, el Universo, nos encontramos con un misterio en busca de solución que parece haberla encontrado. Cortos destellos de ondas de radio que se llevan observando desde hace 13 años no parecían tener un origen definido. La nueva hipótesis es que los producen magnetares, estrellas de neutrones que son muy pequeñas y tienen campos magnéticos muy intensos. Sin embargo, no está claro todavía el proceso que lleva a su emisión.

Ya a nuestra escala, destaca un estudio que encuentra sorprendentes habilidades mentales en los pájaros, cuyo cerebro se parece en su distribución a parte del cerebro humano. Los experimentos se han hecho con palomas, cuervos y búhos y han detectado una cierta consciencia sensorial, una forma rudimentaria de la consciencia humana.

La selección de la revista Science incluye también el perfeccionamiento de las predicciones relacionadas con el calentamiento global y un elegante y prometedor trabajo que relaciona dónde se esconde el virus del VIH, en el cuerpo del escaso porcentaje de personas infectadas que no necesitan tratamiento, con esta deseable condición. La posibilidad de hacer que el virus solo sobreviva en lugares donde no tiene posibilidad de hacer daño (los llamados desiertos genéticos) evitaría intentar erradicarlo del organismo, algo muy difícil, con el mismo resultado.

El Instituto de Física (IOP) de Estados Unidos, por su parte, ha seleccionado lo que considera el mayor logro científico del año, un descubrimiento de enorme potencial según los expertos en electrónica. Se trata del primer material basado en silicio, como la mayor parte de la electrónica actual, que puede emitir luz en las longitudes de ondas utilizadas en las telecomunicaciones ópticas, entre otras la famosa fibra óptica que llega a los domicilios para dar servicios de Internet.

Aunque el material se ha conseguido fabricar solamente en forma de nanocables, los investigadores, de la Universidad Técnica de Eindhoven, en Holanda, y otras instituciones, esperan obtenerlo en forma de planchas como las obleas utilizadas para circuitos integrados, e incluso llegar pronto a un laser de silicio. La técnica abre la puerta a toda una gama de aplicaciones que dará nueva vida a una tecnología omnipresente, la del silicio, al que algunos auguraban un futuro negro.

Entre los finalistas en esta selección de física figura igualmente el material superconductor a temperatura ambiente seleccionado por Science.

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