Este artículo se publicó hace 6 años.
Caza de ballenasIntensa polémica por la caza de una ballena azul en Islandia
La matanza de estos gigantes marinos en peligro de extinción está prohibida en todo el mundo
Malen Ruiz de Elvira
Madrid-
La caza en Islandia de una ballena azul, el animal de mayor tamaño del mundo y que está en grave peligro de extinción, está provocando una gran polémica internacional. El hecho se produjo hace pocos días y fue denunciado por la organización Sea Shepherd, cuyos miembros vigilan la temporada de caza de ballenas en Islandia, que empezó el pasado 20 de junio.
Solo una empresa tiene permiso del Gobierno islandés para cazar ballenas y se limitaba a los rorcuales, otra gran ballena también en peligro de extinción que ni siquiera los japoneses y noruegos cazan. Sin embargo, las espectaculares imágenes y vídeos obtenidos por Sea Shepherd muestran claramente que en sus instalaciones entró en la noche del 7 de julio pasado un ejemplar de unos 30 metros de longitud de la mítica ballena azul. Fue posteriormente procesado (despiezado y congelado) y mezclado con los productos de rorcual, todos los cuales se destinan al mercado japonés. A pesar de que la justificación de la caza de ballenas por parte del Gobierno islandés es que es una actividad tradicional, la demanda de carne de ballena por parte de la población de la isla es muy pequeña y el negocio está en la exportación.
Si se confirma que se trataba de una ballena azul, el escándalo subirá de tono, porque sería la primera vez en 40 años que se mata intencionadamente uno de estos animales, que pueden llegar a medir 30 metros de longitud. Tanto el Gobierno como la empresa aducen que el animal puede ser un raro híbrido de rorcual y ballena azul, cuya caza no estaría prohibida en Islandia. Sin embargo, hasta el final de la temporada no se controla mediante el análisis de ADN si la empresa ha cumplido las condiciones de su contrato, que excluye lógicamente la caza de ballena azul, y para entonces los malpensantes creen que puede haber desaparecido todo trazo de la operación.
El experto Phillip Clapham, de Alaska, consultado por Sea Shepherd, afirma que el animal fotografiado tiene todas las características de una ballena azul, aunque no se pueda excluir tajantemente que se trate de un híbrido, y que cualquier pescador experimentado no puede haberlo confundido con otra especie de ballena. Los animales se pescan con arpón y luego se arrastran atados a uno de los barcos hasta la dársena de la empresa Hvalur Hf. Otro experto, Adam A.Pack, de la Universidad de Hawai, es de la misma opinión, mencionando la forma característica de las aletas dorsal y pectoral y el propio tamaño del animal, entre otros detalles.
Kristján Loftsson, propietario de la empresa y uno de los hombres más ricos de Islandia, se ha defendido asegurando que nunca cazan ballenas azules y confirma que se distinguen perfectamente de las otras. Sin embargo, aunque no niega que pudiera haber sido cazada de forma accidental, asegura que la estuvieron observando durante una hora antes de decidir arponearla porque estaban seguros de que era un híbrido. El Gobierno islandés, por su parte, asegura que se está tomando el tema muy en serio y algunos expertos no se explican cómo, ante la duda, los arponeros tomaron la decisión de matarla dando lugar a lo que es un escándalo creciente que está ya dañando la imagen de Islandia.
Antes de que se regulara su caza, la ballena azul estuvo al borde de la extinción por la explotación pesquera, que sólo en el siglo XX acabó con 360.000 ejemplares, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). La prohibición total por parte de la Comisión Ballenera Internacional (IWC) llegó en 1986 y la población actual se estima entre 10.000 y 25.000 ejemplares.
Los expertos conservacionistas desechan la razón esgrimida por países como Japón para cazar ballenas en nombre de la investigación científica. Con los métodos actuales, aseguran, todo lo que es necesario saber sobre las ballenas se puede obtener sin matarlas.
Sin embargo, la caza artesanal no es el único peligro que acecha a los grandes animales marinos. Hace unos días se reunieron en Provincetown (Estados Unidos) expertos en auxiliar a las grandes ballenas que se enredan en artes de pesca. La IWC estima que nada menos que 300.000 ballenas y defines mueren por esta causa cada año con gran sufrimiento. En 2011 este organismo lanzó un programa internacional para ayudar a las víctimas de este problema y prevenirlo en lo posible cambiando el diseño de las artes de pesca y evitando que se abandonen en el mar.
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