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MADRID.- Las cremas y otros tratamientos externos para retrasar la aparición de arrugas en la piel, especialmente en la cara y el cuello, mueven miles de millones de euros, a pesar de que su eficacia no esté probada o sea muy limitada, porque las arrugas son el signo más visible del envejecimiento no deseado. En este campo, una popular cura milagrosa, para las mujeres, ha sido en las últimas décadas la terapia hormonal, que se basa en la administración de estrógenos poco después de la menopausia. Sin embargo, el primer estudio riguroso sobre esta terapia ha hallado que no tiene efecto alguno, mientras que sí influye la genética, el grupo étnico al que pertenece la mujer. El estudio confirma que las mujeres con piel negra son las que mejor resisten el envejecimiento visible de la piel.
Algunos dermatólogos afirman que solo con mirar a una mujer saben si está en tratamiento hormonal por el buen aspecto de su piel. Sin embargo, no había hasta ahora datos objetivos para sustentar estas afirmaciones. Por eso los investigadores del estudio Kronos han hecho un ensayo clínico típico, llamado a doble ciego, con 116 mujeres de entre 42 y 58 años de edad. Algunas recibieron terapia hormonal (de dos tipos distintos) mientras que otras recibieron sustancias sin efecto alguno (placebo). Ninguno de los grupos sabía lo que estaba recibiendo.
El seguimiento durante cuatro años de estas mujeres incluyó la evaluación de las arrugas de la piel en 11 puntos de la cara y el cuello y la medida de la rigidez de la piel en la frente y en los carrillos cada año desde el comienzo del ensayo. No se encontraron diferencias significativas entre las mujeres tratadas y las no tratadas, pero sí entre mujeres de una etnia o de otra. Las mujeres negras fueron las que presentaron menos arrugas comparadas con las mujeres blancas. Su piel también perdió menos rigidez a los cuatro años.
Las diferencias genéticas asociadas a las étnicas resultan así ser el factor que permite predecir mejor la evolución de la piel al envejecer, lo que ya se había indicado en estudios anteriores. Una hipótesis es que el mayor contenido de melanina en la piel negra protege del daño causado por los rayos ultravioleta solares.
Las diferencias genéticas asociadas a las étnicas resultan ser el factor que permite predecir mejor la evolución de la piel al envejecer
Todas las participantes en el estudio habían entrado recientemente en la menopausia. Entre los criterios médicos para excluir mujeres de este estudio figuraron tratamientos dermatológicos como el botox o el láser, histerectomías o traumas en la cara. Se evaluaron algunas características al empezar el estudio, como la exposición habitual al sol (natural o en solario), la utilización de cremas de protección, vitaminas y cremas hidratantes, así como si fumaba o no.
El estudio está dirigido por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, con la participación de instituciones, y las mujeres incluidas son predominantemente de piel blanca. Se publica en la revista Fertility and Sterility y no entra en los efectos secundarios y contraindicaciones de la terapia hormonal en general.
La piel es el órgano sensorial sensible a las hormonas más grande del cuerpo humano, señalan los investigadores. La disminución de estrógenos asociada a la menopausia se ha relacionado con un menor flujo de la sangre por los capilares de la piel. Su envejecimiento lleva a que disminuyan el colágeno, la elastina y el ácido hialurónico, los tres principales componentes del tejido dérmico, lo que provoca la formación de arrugas y la disminución de la rigidez de la piel. La pérdida de colágeno en la piel se acelera en las mujeres durante la menopausia, siendo de un 2,1% anual como media. El envejecimiento de la piel en los hombres es diferente, aunque solo en aspectos secundarios como la velocidad a la que se produce en diferentes etapas de la vida.
A pesar de la creencia popular, el hecho es que, según los resultados de este estudio, no se ha encontrado la vía de reponer esta pérdida en las mujeres y la terapia hormonal, al menos en lo que respecta al envejecimiento de la piel, no es una verdadera terapia porque no tiene los efectos deseados.
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