Este artículo se publicó hace 9 años.
España, tierra de dinosaurios
Durante las últimas décadas, España ha disfrutado de un auténtico boom paleontológico, un fenómeno que ha captado la atención de expertos y aficionados y ha permitido hallar nuevas especies de dinosaurios desconocidos en el territorio nacional.
Agencia SINC
MADRID.- Hubo una época en la que dinosaurios, reptiles voladores y otras especies ‘de película’ campaban a sus anchas por la Tierra. Más de 65 millones de años después, el territorio que ocupa hoy España todavía conserva los restos de su paso, un testimonio en gran parte oculto hasta el boom de la paleontología española de los últimos 25 años. Huesos, pisadas y esqueletos que han sacado a la luz nuevas especies desconocidas en España y, en algunos casos, en el mundo.
"Estos hallazgos han incentivado la curiosidad del público en general y de los niños en particular, favoreciendo que nuestro país tenga una densidad de museos, parques y rutas solamente comparable a la de las zonas más ‘dinomaníacas’ del planeta”, según explica a Sinc el paleontólogo de la UNED Fernando Ortega. Estas son algunas de las propuestas para seguir los pasos de los dinosaurios por España.
La provincia de Teruel es el mejor ejemplo del impulso de la paleontología en las últimas décadas. Podría decirse que comenzó cuando a finales de los ‘80 se encontraron en la localidad de Galve los huesos de Aragosaurus ischiaticus, el primer dinosaurio definido en España.
Desde entonces, en la provincia se han encontrado numerosos restos, muchos pertenecientes al Jurásico Superior, de hace entre 160 y 145 millones de años. Entre ellos destaca otra nueva especie, Turiasaurus riodevensis, “que era el dinosaurio más grande de Europa, con 30 metros de largo y entre 20 y 40 toneladas de peso”, asegura Rafael Royo, paleontólogo de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel.
Dinópolis combina la exhibición de los restos y la divulgación paleontológica con atracciones
Las autoridades aragonesas han sabido aprovechar el potencial turístico de los dinosaurios de la provincia con la creación del parque temático Dinópolis, en el que se combina la exhibición de los restos y la divulgación paleontológica con atracciones como recorridos en coche, trayectos en barca, cine en 3D o un teatro con el cameo de un Tyrannosaurus rex.
La constante afluencia del parque –que ya ha superado los dos millones de visitantes– posibilita financiar las numerosas investigaciones de la zona, así como seguir efectuando hallazgos como el descubrimiento hace pocos meses de otra nueva especie: Iguanodon galvensis, que tenía una ‘guardería’ en la zona.
Cuenca es –junto a Teruel– la provincia donde se han realizado los descubrimientos de mayor trascendencia internacional. Los dos yacimientos de la zona –Las Hoyas y Lo Hueco– siguen siendo muy activos en la producción de información del Cretácico tanto Inferior (entre hace 145 y 99 millones de años) como Superior (desde hace 99 millones de años hasta hace 65).
El dinosaurio más famoso de los encontrados en la provincia es el llamado ‘Pepito’ o Concavenator corcovatus (‘cazador jorobado de Cuenca’) por el peculiar bulto que sobresale de su espalda. Una protuberancia cuya utilidad se desconoce, pues podía servir “para regular la temperatura interna, como acúmulo de grasas e incluso para atraer a las hembras”, cuenta Mercedes Llandrés, coordinadora del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha.
Este Museo presenta un recorrido por las distintas épocas en la que los dinosaurios estuvieron sobre la Tierra, con especial atención a los dinosaurios hallados en la zona. Además, también ofrece la reconstrucción a tamaño real de una Titanosaurus, un Velocirraptor, un Mantellisaurus y, por supuesto, el propio ‘Pepito’.
Desde Gijón y hasta Ribadesella se extiende la costa de los dinosaurios de España. Son más de 60 kilómetros de litoral en el que se ha encontrado un gran número de huellas y huesos de especies marinas y terrestres del Jurásico (hace entre 199 y 145 millones de años), ya que durante la primera parte de esta período la zona estuvo bajo las aguas.
Aunque en esta costa también se han encontrado varios esqueletos de dinosaurios. El último, el más completo conocido de un ictiosaurio. “La zona destaca por su colección de huellas, la tercera mejor del mundo”, asevera José Carlos García, director científico del Museo Jurásico de Asturias.
Entre las más de 500 pisadas halladas en esta zona destacan las de los pterosaurios –reptiles voladores– y los estegosaurios, unos dinosaurios caracterizados por las placas de su espalda.
Para contemplar algunas de estas pisadas in situ, basta con acercarse a cualquiera de los nueve yacimientos que pueblan el recorrido costero. Además, los turistas también pueden acercarse al Museo del Jurásico de Asturias, donde los niños tendrán la oportunidad de participar en los diversos talleres de excavación de huesos o de búsqueda y clasificación de huellas.
Al igual que posteriormente los humanos, los dinosaurios también vivían cerca de los ríos, que les proporcionaban la humedad y la vegetación ausente en otras zonas más áridas. "En el Cretácico Inferior, varios de estos ríos se dirigían al mar atravesando la provincia de Burgos", describe Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.
Esto ha permitido que en torno a la localidad se hayan podido encontrar restos de especies como Demandasaurus darwini (bautizado así en honor a Darwin y a la Sierra de la Demanda burgalesa), Arcanosaurus ibericus (literalmente, ‘reptil misterioso de Iberia’) o la tortuga terrestre y ‘chepuda’ Larechelus Morla (nombrada en recuerdo de la congénere de “La Historia Interminable”).
Para guiar a los curiosos a través de todos estos hallazgos se encuentra el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. Allí también se puede conocer el paisaje y el hábitat de la zona hace más de 100 millones de años gracias a una completa serie de ilustraciones y audiovisuales.
La localidad de Morella, en Castellón, presume de ser –junto a Utrillas (Teruel)– el lugar donde se encontraron los primeros huesos de dinosaurio hallados en España. Estos restos fueron identificados, en 1872, como pertenecientes a Iguanodon bernissartensis, uno de los dinosaurios más conocidos del Cretácico Inferior Europeo.
“Medía hasta 14 metros y tenía un cráneo parecido al de un caballo, con una dentadura potente que les permitía masticar las plantas y la vegetación como un rumiante”, describe José Miguel Gasulla, paleontólogo que ha realizado varios de los últimos descubrimientos de la zona. “Para defenderse, también tenían un afilado espolón defensivo –parecido a un cuerno– en las manos”, añade el investigador.
Una espectacular réplica a tamaño natural de Iguanodon es el principal atractivo del Museo Temps de Dinosaures en Morella
Una espectacular réplica a tamaño natural de Iguanodon es el principal atractivo del Museo Temps de Dinosaures en Morella. Esta galería también enseña algunos de los más de 6.000 restos encontrados en la zona, entre los que destacan las vértebras de plesiosaurios, dientes de pterosaurius y huesos de cocodrilos y tortugas carnívoras de la época.
Junto a la Cordillera Ibérica, los Pirineos son la otra gran zona donde han emergido mayor cantidad de restos, que pertenecen sobre todo a la última época de los dinosaurios –el Cretácico maastrichtiense–, entre hace 145 y 65 millones de años.
Existe la oportunidad de hacer visitas guiadas en tren por el Parc Cretaci, viendo las zonas donde se encontraron los huevos de dinosaurio
Solo en Lleida existen más de 100 yacimientos registrados donde, pese a que también se han encontrado huesos y pisadas, “destacan por ser los terceros en importancia del mundo respecto a la puesta de huevos”, asegura Albert Vidal, geólogo del Servicio de Arqueología y Paleontología del departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña.
Varios de estos huevos pueden contemplarse en el Museo de la Conca Dellà de Isona, aunque también existe la oportunidad de hacer visitas guiadas en tren por el Parc Cretaci, viendo las zonas donde se encontraron
Arén (Huesca) es junto a Galve (Teruel) la única localidad española en la que se han encontrado huesos que han permitido definir a dos especies nuevas de dinosaurios, que vivieron poco antes de la llegada del meteorito.
El primero de ellos, Arenysauros ardevoli, “tenía cientos de dientes en las mandíbulas, treinta de ellos funcionales mientras que los otros se iban reemplazando con el tiempo”, explica José Ignacio Canudo, paleontólogo de la Universidad de Zaragoza que halló estos restos. Precisamente el apellido de este investigador inspiró el nombre de la segunda especie encontrada, Blasisaurus canudoi, “el primo-hermano de Arenysaurus”.
Para conocer mejor la época a la que pertenecen estos ejemplares, el Museo de Dinosaurios de Arén centra su atención en los últimos dinosaurios que vivieron en Europa.
Además de los ya descritos, también se pueden visitar otros importantes centros paleontológicos y dinosaurianos en La Rioja (El Barranco Perdido y el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja), Lleida (Museu Paleontològic de Col de Nargó), Soria (Ruta de las Icnitas de las Tierras Altas), Valencia (Dinosaurios en el Reino del Silencio, en Alpuente), Sabadell (Museo de l’Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont) o Elche (Museo Paleontológico de Elche).
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