Si Julio César pronunció su famoso "vine, vi y vencí" tras una rápida y fácil victoria, otro emperador, éste llamado Franz Ferdinand, ha hecho hoy lo mismo en Madrid, donde a ritmo de indie-rock ha conseguido que 15.000 personas se rindiesen a sus pies sin ofrecer resistencia.

Cuando la banda escocesa, que toma su nombre del emperador cuya muerte originó la I Guerra Mundial, se subió al escenario del Palacio de Congresos de Madrid, se encontró todo a su favor. Estaba frente a su público, aquel formado por jóvenes ataviados con camisetas y chapas que desde 2004 rinden pleitesía a este referente de la modernidad.

Pero además, las bombas incendiarias de Franz Ferdinand y de su líder Alex Kapranos cayeron sobre un público ya caldeado gracias a las actuaciones previas del trío berlinés Kissogram y de los suecos Mando Diao, otros exponentes punteros de la nueva ola de música "indie", "alternativa" o "retro", como les gusta decir a los últimos.

Mientras los berlineses gritaban al público -en ese momento, la mitad del aforo- que a la salida podían ir a comprar su disco, Mando Diao, con las gargantas de Gustav Nóren y Björn Dixgard derrochando energía, ponían a bailar a los asistentes con éxitos como "Long before rock and roll", que encajaban muy bien en el sonido y la puesta en escena, entre discotequera e industrial, que les rodeaba.

Con cinco discos producidos en seis años, el quinteto se va ganando el favor del público, y éste, aunque no disimulaba el ansia por ver sobre el escenario a otros chicos de negro, coreó temas como "Gloria" o "Dance with somebody", ambos de su último disco "Give me fire".

Y del fuego que brota de la fría Suecia, a las llamas fuera de control de "Franz Ferdinand", a quienes Nóren daba las gracias, a pesar de las consabidas comparaciones, por compartir tan buenos momentos en esta gira conjunta, que les ha llevado ya a Valencia y Bilbao.

Fue aparecer Kapranos y compañía -Nick McCarthy, Paul Thompson y Bob Hardy- ante las gradas ya repletas y la intensidad de esta batalla ya ganada subió vertiginosamente, a lo que contribuyó que tras el "Hola Madrid", pronunciado en español, sonara "The fallen", uno de los temas más conocidos del segundo álbum de la banda.

Los escoceses, que repasaron los tres álbumes que tienen en el mercado, continuaron con "The dark of the matinée", de su primer trabajo homónimo, antes de entonar "Do you want to", uno de los mejores momentos de la noche junto al de "Walk away".

"Sonáis muy bonito", decía el vocalista al público, que además de corear, no dejaba de botar al ritmo que marcaba Kapranos y celebraba cada palabra en español que éste se esforzaba en pronunciar.

Sonaron también canciones extraídas de su último trabajo "Tonight: Franz Ferdinand" como "Turn it on", "Twilight omens" o "What she came for", en las que, aunque la fórmula no suene ya tan novedosa, no decepcionaron a un público predispuesto a pasarlo bien.

"Michael", con la que los músicos arengaban a aplaudir y a seguir saltando, y "Ulysses", el único tema nuevo que quizá pudo competir con los clásicos, fueron los últimos en sonar antes de escuchar un lacónico "gracias".

Pero quedaban los bises, que reservaban sorpresas como "Outsiders", con cuatro de los chicos a la batería, y "Lucid dreams", con un acusado juego con la música electrónica.

Una pausa para escuchar con una sonrisa los "oe, oe, oe" del público y como detonación final el fuego de "This fire". No podía ser de otra forma.

Fue sólo hora y media de concierto, pero así, de forma fácil y rápida consiguió Julio Cesar su victoria y hoy lo ha hecho Franz Ferdinand.