Este artículo se publicó hace 15 años.
"Sonetos" y "Lamento de una amante", de Shakespeare, traducidos juntos al español
En el cuarto centenario de la publicación de los "Sonetos" de Shakespeare, Andrés Ehrenhaus ha querido ofrecer una nueva versión en español de esta obra tal y como se divulgó en 1609, unida a "Lamento de una amante", con la intención de aproximar más al lector "a la perfección" del texto original.
La virtud de esta traducción, realizada por Andrés Ehrenhaus y publicada por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, es que aparece ligada a "Lamento de una amante", una obra del genial dramaturgo y poeta inglés "relegada" y minusvalorada durante siglos, así como el hecho de ir precedida de un prólogo de Claudio Guillén, extraído de una conferencia impartida por éste en la Fundación Juan March.
Para Nicanor Vélez, editor responsable de la edición bilingüe de "Sonetos y Lamento de una amante", Andrés Ehrenhaus restituye con su traducción "buena parte de la frescura e inmediatez" que tenían los poemas al nacer.
El traductor señaló que aunque existe una "cantidad abrumadora" de traducciones de los Sonetos y otras obras de Shakespeare, "cuantas más aparezcan más se podrá aproximar el lector a la perfección del texto original" y, sobre todo, se le ofrece la posibilidad de elegir.
Andrés Ehrenhaus recordó que cuando se publicó la colección de 154 sonetos, "Lamento de una amante" quedó "en un segundísimo plano", poniéndose en cuestión tanto su calidad como su autoría, algo que el traductor bonaerense afincado en Cataluña calificó de "absurdo" y que -dijo- "no nos privará jamás del placer de leerlo".
En cuanto al contenido de los poemas, recordó que los mismos tienen un "elevado tono erótico" que contribuyó, en su momento, a que se hablara de su supuesta homosexualidad.
Como prueba de la dificultad de su labor mostró uno de los sonetos, el 135, en el que Shakespeare incluye en numerosas ocasiones la palabra "will", un monosílabo que -dijo- en inglés tiene mil significados y que en los poemas puede ser traducido como diminutivo del nombre del autor, deseo, voluntad, propósito, forma verbal del futuro y que, en esa época, servía también para designar los órganos sexuales masculino y femenino.
En función de cómo se interprete, según Ehrenhaus, el texto "está lleno de penes y vaginas", y aunque reveló que inicialmente pensó en recurrir a un comodín, al igual que había hecho Shakespeare, y sustituir todos los "will" por la palabra "eso", en el siguiente verso comprobó la imposibilidad de esta fórmula, por lo que decidió dejar en la traducción el "Will" original.
Además, en su opinión, el prólogo de Claudio Guillén, cuya viuda estuvo presente en la rueda de prensa, aporta un "plus" de calidad a la traducción, al recoger la "frescura y espontaneidad" que el escritor y académico español imprimió a la conferencia sobre los sonetos de Shakespeare que pronunció en 2002 en la Fundación Juan March.
El traductor aseguró que en su labor intentó no preocuparse en exceso por la interpretación de los versos y sí en aproximarse "lo más posible" a la forma original de los sonetos, escritos en la traducción en pies yámbicos, de forma que se entendieran por un lector medio, al igual que lo hacen los originales.
Ehrenhaus, quien admitió haber leído numerosas traducciones castellanas de los "Sonetos", expresó su deseo de haberlas tratado "con respeto" y no haber copiado nada de ellas, y definió al dramaturgo inglés como una persona que, "sin estar especialmente formada", compendia toda la cultura y el saber de la época, probablemente sin darse cuenta".
Apostó por dotar a Shakespeare de "toda la dimensión" que tiene como gran autor que fue "desmitificando la figura", ya que -dijo- fue un genial autor que ayudó, junto con otros coetáneos, a acuñar gran parte de la lengua inglesa, "pero no fue un excelente hijo, padre o esposo".
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