Más de lo mismo. Ayer los pasajeros de los trenes de Cercanías Renfe, en Barcelona, volvieron a padecer retrasos. Es la segunda incidencia de la semana y la cuarta en menos de 10 días. Más socavones. Esta vez, dos. Y se aviva la polémica. Aparecen los ingenieros.

El Colegio de Ingenieros de Caminos de Catalunya afirma que las abundantes lluvias de los meses de septiembre y octubre 'no son excusa' para los problemas del servicio de Cercanías. Al fin ya la cabo, han dicho, las precipitaciones algo agresivas son normales en la cuenca mediterránea.

Además, han dejado claro que aunque sea necesario que el AVE llegue a Barcelona, los plazos marcados por el ejecutivo son demasiado ajustados y no responden a criterios técnicos. Y aquí, aparece en escena Joan Herrera, portavoz del grupo parlamentario Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verda (IU-ICV).

Herrera pide que se demoren las obras porque 'antes de cortar la cinta está la gente', que no sabe cómo ir a trabajar y volver a casa. Regañina a José Luis Rodríguez Zapatero. Y éste no pierde el tiempo y sale al paso.

El problema para Zapatero no son las prisas, sino 'los retrasos históricos de las inversiones en Catalunya'. Esto es, según el presidente, lo que ha producido dificultades y fallos en el funcionamiento de la red de transporte en la ciudad condal.

Aunque, eso sí, Zapatero ha reiterado la comprensión del Gobierno ante las dificultades y fallos que se vienen produciendo en Cercanías. Pero, paralizar las obras del AVE 'no solucionaría absolutamente ningún problema'. En cuánto a los afectados, pues nada, aguantar, como siempre.D