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El negocio de Robinho y Diego vale menos que la amistad

Hernán Bahos

Agencia EFE

Hernán Bahos

Bogotá, 17 sep (EFE).- Amigos, amigos. Negocios aparte.

Robinho y Diego, los frutos de la mejor cosecha del Santos desde los tiempos míticos de Pelé, en las décadas de 1950 y 1960, vuelven a llamar la atención en una cancha, esta vez lejos de Brasil y en equipos distintos, una circunstancia que para otra pareja de amigos impondría un cese de relaciones, al menos durante noventa minutos.

Pero Róbson de Souza "Robinho" y Diego Ribas da Cunha difícilmente podrán pasar mañana el partido de la primera jornada del Grupo C de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Werder Bremen sin fundirse en un abrazo previo, y plantear un ejercicio lúdico en el que ganará el que más diabluras haga al adversario.

Así que la amistad seguirá pero los negocios de fútbol, en los que Diego y Robinho se hicieron prósperos a temprana edad, seguirán siendo socios, a pesar de que el creativo viste preferentemente de verde y el ariete de blanco.

Robinho y Diego encabezaron en 2002 la zafra de los "Meninos da Vila" (Chicos de la Villa), que sacaron al Santos de un largo ostracismo con dos títulos y le dieron más de 100 millones de dólares en ganancias por la cesión de sus derechos deportivos.

La Vila Belmiro, fortín del Santos, se vio poblada, hace cinco años, de chicos imberbes pero gigantes de talento dispuestos a empujar un equipo que se había olvidado de ganar títulos y carecía de dinero para fichar astros.

En el banco, el ex guardameta Emerson Leao parecía el padre de los chicos que a cada jornada del Campeonato Brasileño llevaba al desespero a las defensas de los equipos rivales.

Diego, heredero de la camiseta número diez, y Robinho, con el siete a su espalda, enseñaron a los rivales que juntos en una cancha, con el balón en las botas, de "Santos" no tenían nada.

Tras el título de 2002, el acoso futbolístico de los clubes europeos a Robinho y Diego fue resistido por el conjunto playero.

Una temporada después, el Santos terminó segundo en la Copa Libertadores y el Campeonato Brasileño.

Los adversarios se armaron ese año contra Diego-Robinho y compañía, y en enero de 2004 su fama de niños terribles ya era muy bien conocida por los técnicos sudamericanos, que se emplearon a fondo para impedir que la selección sub'23 de Brasil se quedara con una plaza para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

La factura del fracaso la pagaron Robinho y Diego, quizá porque en el comienzo del torneo preolímpico disputado en Chile ambos exageraron con su alegría en la concentración brasileña.

El Santos, que hasta entonces no veía ideología táctica sin Diego, ni revolución técnica sin Robinho, cedió a la presión económica de los grandes clubes europeos.

Diego partió en el comienzo del segundo semestre de 2004 a Portugal con la misión de sustituir a Deco en el Oporto.

En diciembre fue uno de los protagonistas de la conquista del Mundial Interclubes a expensas del Once Caldas colombiano, que a su vez eliminó al Santos en la Copa Libertadores del mismo año.

Después vino un largo periodo de sequía, suficiente para ser borrado de cualquier lista de probabilidades para disputar el Mundial de Alemania.

Por un puñado de euros, exactamente seis millones, el chico nacido el 28 de febrero de 1985 en el municipio industrial de Sao Paulo pasó al Werder Bremen, donde reencontró la alegría de jugar.

Robinho volvió en 2004 volvió a ser decisivo en la conquista del título brasileño, a pesar del drama personal que supuso el secuestro de su madre durante 41 días.

En 2005 el chico de Sao Vicente, que dio sus primeros regates en los callejones del cementerio, cedió a la seducción del Real Madrid.

En la negociación, el máximo cañonero de la última Copa América renunció a la parte que le correspondería en la transacción.

El 25 de agosto, a los 21 años, hizo realidad su sueño de llegar a la "NASA del fútbol".

La máxima figura del fútbol brasileño en los últimos años conquistó una plaza entre los 23 de Carlos Alberto Parreira a lo largo de las eliminatorias y durante la Copa de las Confederaciones.

A menos de un mes de las eliminatorias sudamericanas del Mundial de 2010, forma con Ronaldinho Gaúcho y Kaká la sociedad de los tres tenores del fútbol brasileño.

Robinho también es titular de un Real Madrid líder en España y con renovadas ambiciones en Europa.

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