Este artículo se publicó hace 8 años.
Los niños del centro de acogida de Vigo dicen que mantienen relaciones sexuales en las instalaciones
Los menores del Hogar San José, concertado por la Xunta de Galicia, también relatan alusiones a su intimidad sexual por parte de las monjas y de los educadores que trabajan en él, en forma de insultos y vejaciones
-Actualizado a
VIGO.- Los menores del Centro Caridad de Vigo-Hogar San José que denuncian agresiones físicas y psicológicas de sus cuidadores también aseguran que en el interior del centro los niños y niñas mantienen relaciones sexuales. En algunos casos, según narran, los protagonistas tienen menos de diez años.
Así se desprende de la grabación de una sesión pericial en la que tres chicos y tres chicas conversan durante más de cuarenta minutos con un psicólogo, narrándole la situación que dicen haber vivido y seguir viviendo en el Hogar, concertado con la Xunta de Galicia y al que se encomienda el cuidado y protección de una treintena de menores en situación de riesgo o desamparo.
Público ha decidido no mostrar el vídeo para proteger la integridad moral de los chicos, y en su trascripción ha omitido algunas de las partes más duras. Además, todos los nombres que aparecen en este reportaje son ficticios aunque respondan a sus identidades reales.
En la grabación, el psicólogo les dice que ha podido saber que los niños mantienen relaciones sexuales en las instalaciones del centro. “Sí, eso fue mi hermano con una chica”, contesta Pablo. “No sólo tu hermano, también Maruja, Rosa y…” añade Carla. “En el montacargas”, la interrumpe Eva. El hermano de Pablo contaba con nueve años de edad.
Los menores también relatan numerosas alusiones sexuales por parte de las monjas y los educadores y educadoras del centro
Los menores también relatan numerosas alusiones sexuales por parte de las monjas y los educadores y educadoras del centro. Eva, por ejemplo, señala que uno de éstos le comentó a otro menor, aludiendo a ella: “Mira que tetitas tiene”. Carla asegura también que una monja le dijo: “Vas a acabar como una prostituta, ¡vete a hacer relaciones sexuales por ahí, a ver si te quedas embarazada! ¡Eres una…! ¡Me callo por respeto!”. Carla, de quince años, tenía ese día una actuación en su colegio, donde iba a participar en una función de baile. “Iba con los labios pintados y los ojos maquillados, una falda y una camiseta”, explica.
Ninguno de los chavales refiere abuso sexual por parte del personal del Hogar San José, pero en el informe que el mismo psicólogo hizo en marzo del 2014, y que no fue tenido en cuenta ni por la Xunta ni por las autoridades judiciales, se menciona un hecho que una niña sí pudo haber considerado como una violación de su intimidad sexual: “Manuela [tiene siete años] se ha quejado a su padre de que una religiosa, cuando la ducha, le pone un dedo en la ‘chicha’ [la vagina] con el argumento de la higiene, y refiere también el padre que la niña cuenta esto con gesto de dolor y desagrado. También refiere el padre que cuando se le pregunta, no quiere hablar de eso y se pone mal”. El perito concluye su informe afirmando que la mayoría de los hechos narrados por los críos “tienen credibilidad”, y también “el relato del padre respecto de la conducta de la niña” en el episodio de la ducha.
Cuando el psicólogo pregunta a los adolescentes cuál es el peor insulto que han recibido u oído de los trabajadores del Hogar, varios de ellos responden al unísono: “Gilipollas”. Carla asegura que no ha oído esa palabra, pero sí que ha sufrido otras agresiones verbales. “Una vez Sor, no sé qué pasó con mi ropa, me empezó a decir: ‘¡Guarra, que eres una guarra! (...) ¡Dúchate de una vez, a ver si te voy a duchar yo, cerda, que nunca te duchas!’. Y claro, yo me siento mal, y lloro”.
Elisa también sufrió algo parecido: “Si tenías piojos, te insultaban y te castigaban: ‘Te vas a quedar aquí toda la tarde, ¡eres una piojosa y marrana!”.
“Si tenías piojos, te insultaban y te castigaban: ‘Te vas a quedar aquí toda la tarde, ¡eres una piojosa y marrana!”, relata una niña
Eva, que asegura que en ocasiones la han insultado delante de otros compañeros: “Muchas veces te dicen: `No llores, que llorar no te va a servir de nada’. Pero, claro, llegas al Hogar y empiezan '¡Gorda! ¡Subnormal! ¡Idiota!'. ¡No te vas a poner a reír! Y claro, lloras”.
Las humillaciones, tal y como describen los chicos y chicas en la grabación, también son frecuentes. Para alguno lo es que lo obliguen a rezar, algo incomprensible dado que aunque se encuentren en un centro gestionado por una orden religiosa, están allí derivados por la Xunta, que es quien tiene su tutela y debería salvaguardar su libertad religiosa. Pero hay más situaciones que sienten como vejaciones, como la que cuenta José.
Acaban de operarle de una enfermedad que desde muy pequeño le provocaba acumulación de grasa en los pectorales, haciéndole sentir que tenía mamas femeninas. Además de los malos tratos que padecía en su casa, se pasó la infancia traumatizado, usando jerséis en verano, tapándose el pecho con los codos cuando tenía que correr en clase de gimnasia, siendo objeto de burla de otros niños... Tuvo que cambiarse de colegio porque sufría acoso escolar por ese motivo, y casi se le saltan las lágrimas cuando se lo cuenta al psicólogo, mientras Elisa trata de consolarlo poniéndole una mano en sobre el brazo: “Fue la vez que más vergüenza pasé en mi vida (....) Íbamos a hacer una actuación (...) yo tenía una camiseta sola y me la había puesto mal. Y vino el monitor y delante de todos me la sacó a la fuerza”.
Los menores afirman que un monitor persiguió a uno hasta que lo alcanzó y le metió la cabeza en una papelera: ‘Tú eres un mierdas y las mierdas están en las papeleras!”
También se sintió humillada Eva, cuando la amonestaron por vomitar en el comedor tras ser obligada a comer algo que no le gustaba. Y José Ángel cuenta como a otro niño que ya no está en el hogar, Jacobo, un monitor lo persiguió por la zona de estudio hasta que lo alcanzó y le metió la cabeza en una papelera mientras le decía: ‘Tú eres un mierdas y las mierdas están en las papeleras!”.
La Xunta asegura que ha enviado el vídeo a la Fiscalía de Menores, que todavía no se ha pronunciado, y que ha abierto una investigación interna cuyas conclusiones aún no se conocen. Según el padre de uno de los internos, hace unos meses un inspector le preguntó a un menor interno cuáles eran las cosas malas y buenas del centro. El crío contestó que sólo había visto cosas malas: amenazas, insultos, golpes, humillaciones. “Pues deberías tener en cuenta las buenas: aquí te dan de comer, tienes una cama, te educan... Deberías ponerlo todo en una balanza”.
La directora del centro se limitó ayer a decir que no tenía por qué confirmar ni desmentir las denuncias de los chicos.
Por su parte, la diputada autonómica de En Marea Eva Solla calificó hoy de “muy graves” los hechos relatados por los niños usuarios del Hogar de San José y recordó que no es la primera vez que se denuncia “el abandono de los centros” de menores tutelados por la Administración autonómica y la política de conciertos con centros privados y religiosos. Por ello, reclamó a la Consellería de Política Social que dé explicaciones sobre el caso en el Parlamento de Galicia.
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