El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha inaugurado esta tarde, en la plaza de la Villa, el Carnaval 2008, inspirado en el levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses, del que se cumple este año el bicentenario, y en los personajes más destacados de esa época.

Los guardias reales del siglo XIX, montados en caballos blancos, con sus vestimentas de color rojo y amarillo, han sido los primeros en irrumpir en la plaza, sobre las siete menos cuarto de la tarde.

A esa hora, los periodistas superaban en número a los curiosos, aunque unos y otros estaban provistos de todo tipo de cámaras para no perderse ni un detalle.

En apenas cinco minutos, la entrada de los cortesanos en la plaza ha roto la relativa calma con gritos de "Viva el Carnaval", mientras compartían risas y bailes con los cientos de madrileños que ya abarrotaban el lugar.

Poco después, malabaristas y 'tragafuegos' han sorprendido a los asistentes, especialmente a los más pequeños, que han contemplado el espectáculo extasiados.

"He puesto la excusa de traer a mi nieta para que viese los disfraces, pero en realidad la que se lo pasa como una enana soy yo, que vengo todos los años", confiesa a sus 70 años Josefa.

Por fin, entre aplausos, ha llegado la carroza real, de la que han descendido el rey Carlos IV, su esposa María Luisa y su valido Manuel Godoy, caracterizados tal y como los retrató el pintor aragonés Francisco de Goya.

El alcalde, sonriente y relajado, ha sido el encargado de dar la bienvenida a la comitiva real, junto a la delegada de Las Artes, Alicia Moreno.

"Hemos decidido venir desde 1808 para comprobar 'in situ' las bondades de Madrid, de las que nos han hablado y de las que supongo tendréis algo que ver", ha comentado Carlos IV en su discurso, mientras miraba de reojo a Ruiz-Gallardón, que con una risa contenida evitaba responder.

Además, el rey se ha permitido dar algún que otro consejo de gobierno al alcalde: "Para evitar un motín..., no hagáis como Carlos III y permitid el uso de la capa", bromeó el monarca.

"Es un honor estar en vuestro palacio", ha proseguido Carlos IV, al tiempo que se ha dirigido a los asistentes: "Madrileños, os invitamos a la fiesta responsable y al divertimento sin límites".

Estas palabras han sido interrumpidas por Ruiz-Gallardón con aplausos y un "bravo, bravo", quizá sin darse cuenta de que Don Carnal, la personificación de la gula y los pecados, se estaba acercando a la plaza en su tarasca (carroza) tirada por seis caballos.

La voz del orondo espíritu del Carnaval ha resonado, con menos fuerza de la prevista debido a problemas de sonido, aunque con la clara intención de llevarse las llaves de la ciudad.

Cuatro matachines se las han ingeniado para llevarse las codiciadas llaves, sin que la familia real pudiese hacer nada para impedirlo.

Después del robo, Don Carnal ha sido aclamado por su comitiva de bufones y personajes estrafalarios y se autoproclamado el "único rey del Carnaval".

"¿Ya se ha terminado? La verdad es que se ha hecho muy cortito, yo esperaba que durase más, en mi país la gente sale a la calle desde el primer día, disfrazados y con ganas de pasarlo bien", ha afirmado Paola, de Brasil.