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Karímov, indiscutible favorito en las elecciones presidenciales uzbekas

EFE

El presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, es el indiscutible favorito a la victoria en las elecciones presidenciales que celebra hoy, domingo, ese país centroasiático sometido a sanciones internacionales desde la matanza de Andiyán (2005).

Más de dieciséis millones de uzbekos están convocados a votar por uno de los cuatro candidatos a la presidencia de este país, donde todos los partidos de oposición están ilegalizados.

El candidato que obtenga más de la mitad de los votos será el ganador de los comicios, que serán válidos si la participación supera el 33 por ciento del electorado.

En caso contrario, se celebraría una segunda ronda, aunque los expertos locales e internacionales dan por segura la victoria de Karímov, que cumplirá 70 años en enero próximo.

En el poder desde 1989, Karímov fue elegido primer presidente del Uzbekistán independiente en diciembre de 1991, y fue reelegido en 2000.

En un principio, según la constitución vigente en Uzbekistán, el presidente no puede optar a un tercer mandato consecutivo, pero Karímov retiró de su camino ese obstáculo legal a través de dos referéndum.

Convocó un plebiscito en 1995 por el que prorrogó su mandato hasta 2000, y otro en 2002, que prolongó los mandatos presidenciales de cinco a siete años.

De esta forma, Karímov, líder del Partido Liberal Democrático, podría perpetuarse en el poder hasta 2014.

El líder uzbeko prometió recientemente que los comicios serían limpios, aunque la OSCE ya ha criticado en vísperas de la votación la "opresión" de la oposición.

"Es preciso garantizar la supremacía de la ley y la libertad de expresión, crear condiciones iguales a todos los candidatos y renunciar a los estereotipos soviéticos", dijo el presidente uzbeko.

Además de Karímov, fueron inscritos como candidatos Asliddín Rustámov, diputado de Partido Popular Demócrata; la líder socialdemócrata Dilorom Tashmujamédova; y Akmal Saídov, respaldado por el Centro Nacional de Derechos Humanos.

Karímov, que cedió a Estados Unidos el territorio uzbeko para que sirviera como cabeza de puente para la guerra en Afganistán (2001), rompió lazos con Washington tras la matanza de mayo de 2005 en la ciudad de Andiyán.

El líder uzbeko se negó a abrir una investigación internacional independiente sobre la muerte de centenares de civiles a manos de las fuerzas de seguridad en una revuelta orquestada por militantes islámicos, según las autoridades locales.

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