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IU y PNV ya cortejan a Zapatero

Llamazares pide abiertamente ministerios y los nacionalistas vascos plantean en Madrid un acuerdo al PSOE. Zapatero sueña con llegar a la barrera de los 170 escaños

FERNANDO GAREA

El miércoles por la mañana el candidato del PSOE estaba molesto con Gaspar Llamazares por lo que decía en el titular de su entrevista de Público: 'Zapatero ha seguido una estrategia egoísta, inmoral, desleal y fraudulenta'.

La tesis del líder socialista era que ese conjunto de descalificaciones casa mal con los ofrecimientos que el candidato de IU hace no sólo para pactar la investidura, sino para formar parte de su Gobierno.

Llamazares ha lanzado en los últimos días varios gritos en el vacío para intentar centrar la campaña en los pactos posteriores y en su utilidad para completar mayorías. Anteayer presentó un listado de 25 condiciones para ese acuerdo.

Ayer se sumó también el PNV con un acto en Madrid, lejos de sus circunscripciones, para poner sus condiciones a un pacto con Zapatero: 'un diálogo político con las Instituciones Vascas'. Josep Antoni Durán Lleida habló en la víspera del socialista como 'ganador virtual'.
Los tres candidatos han hecho lo mismo que hizo el presidente de la CEOE: dar por sentado que Zapatero ganará las elecciones y no considerar siquiera la posibilidad de que gane Rajoy. Lo cual nunca se sabe si es bueno o malo para cada uno de ellos.

Zapatero, según versiones de La Moncloa, sueña con la barrera de los 170 escaños, una cifra suficiente para gobernar con comodidad, pactando unos días con IU, otros con CiU, otros con PNV, otros ERC y otros con todos. Los tres partidos, que pretenden ser decisivos en la próxima legislatura, no han conseguido, no obstante, centrar en ellos el debate de campaña.

Apenas se ha hablado de pactos postelectorales a pesar de que todas las encuestas vaticinan que el que gane tendrá que buscar acuerdos.

El debate de los pactos

Hace cuatro años, Rajoy se encargó de situar el asunto en el centro de la campaña. Su mensaje preferido era el de confrontar su proyecto, que partía de la mayoría absoluta, con el del PSOE que supondría pactar con diferentes partidos.

Dijo cosas como éstas: 'El PP es el único que garantiza un gobierno estable, que no esté al albur de los pactos'; 'Yo no quiero pactar con nadie. No quiero que nadie me chantajee'; 'Tengo voluntad de ganar, no de pactar como otros, por eso necesitamos una mayoría cómoda'; 'No acepto el chantaje ni la presión de nadie, me presento sin hipotecas'; 'Yo soy el único dirigente que puedo decir a los españoles que me den su mayoría para aplicar el programa de mi partido' y 'vamos a ganar, lo dicen las encuestas, pero necesitamos una mayoría estable para no estar condicionados'.

El 9 de marzo de 2004 comentó en Zaragoza a un grupo de periodistas que lo más fácil para él sería perder porque se iría a casa, a continuación le seguía en comodidad la mayoría absoluta y lo más difícil sería, según dijo, estar obligado a pactar con los nacionalistas.

Gran coalición

Ahora esta última posibilidad tampoco la menciona. Será porque llegamos hasta aquí después de una legislatura en la que planteó un recurso al Constitucional contra el Estatuto de Catalunya que elaboró CiU y en la que se enfrentó abiertamente con el PNV.

Quizás por eso ayer Rajoy hizo la sorprendente pirueta de pedir en El País la abstención del PSOE para ser investido presidente. Es decir, una especie de gran coalición, pero sin estar en el Gobierno. ¿Alguien cree que el PSOE aceptaría esa situación tan insólita? ¿Entenderían los electores que después de una legislatura y una campaña tan dura los socalistas facilitaran un Gobierno del PP? ¿Cómo gestionaría asuntos como la aplicación del Estatuto, la financiación autonómica o la situación vasca sin pactar con los nacionalistas? No parecen difíciles las respuestas.

Es significativo también que Rajoy llevara anteayer como acompañante a Catalunya a Rodrigo Rato, aunque fuera sólo para que saliera en las fotos. Rato fue quien pactó en el hotel Majestic con CiU en el 96 y su presencia sirve para tapar el enorme boquete que ha dejado el hundimiento de Manuel Pizarro. Con un único asalto ante Pedro Solbes, el fichaje estrella se ha derrumbado y ha tenido que ser sustituido. Para Rajoy, vale más un Rato mudo que un Pizarro hablando.

Cuando habla dice cosas como éstas: el Gobierno deja de publicar estadísticas oficiales y 'hay banqueros que se dedican a no ser banqueros y a tomar el dinero de los impositores para montar corporaciones de todo tipo'. Si él PP ganara las elecciones él tendría que trabajar con los funcionarios que, según él, ocultan estadísticas y tratar con los banqueros que malversan (RAE: 'Invertir o gastar indebidamente fondos ajenos').

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