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Hopkins es Buda

Está a punto de cumplir 70 años. Sin embargo, la jubilación no parece merodear por su cabeza, a pesar de que asegura que trabajar ya no le motiva demasiado. Sus pasiones son la pintura y la música, a las que dedica la mayor par

ROSA GAMAZO

A diferencia de su personaje Hannibal Lecter en El Silencio de los Corderos, que nunca parpadea, Hopkins no intimida tanto al natural, a pesar de su reputación. Amable dentro de su innata estoicidad, se dispone a hablar sobre su última película, Beowulf, un experimento dirigido por Robert Zemeckis en el que los actores aportan la voz y los movimientos a unos personajes en 3D (como hizo antes en el filme Polar Express), mediante una técnica denominada motion capture.

Hopkins interpreta al rey Hrothgar de Dinamarca, un reino amenazado por un monstruo llamado Grendel. Beowulf (Ray Winstone) llega a sus tierras para luchar contra el monstruo a cambio de una recompensa. Es la primera versión cinematográfica del mítico poema épico más antiguo escrito en lengua inglesa.

El veterano actor galés, conocido entre los periodistas por sus cambios de humor, parece haberse levantado con el pie correcto en esta ocasión.

¿Le llamó la atención la originalidad del proyecto?

Pues no mucho, la verdad (risas). Pero me interesó porque me gusta trabajar con buenos directores y considero que Robert Zemeckis es un buen realizador. Me gustó mucho la película Contact, donde Jodie Foster era la protagonista.

¿Cómo entró a formar parte de este proyecto?

Tras ver Polar Express, Robert Zemeckis me pasó el guión de Beowulf y me explicó lo que pensaba hacer. Yo no estaba al tanto del poema Beowulf porque nunca fui muy buen estudiante y en el colegio siempre nos lo daban a leer. Bob (Robert Zemeckis) me dijo que iba a ser en 3D. Yo no tengo ni idea de ese tipo de tecnología pero más o menos lo interpreté como si fuera una pintura en movimiento y me pareció una idea interesante.

A la hora de rodar no tuvo que llevar maquillaje ni vestuario, ¿no es cierto?

Llevábamos un traje como de buzo y, luego, unos sensores que nos colocaban alrededor de los ojos y en los músculos de la cara para que un ordenador recibiera los movimientos exactos que los actores íbamos haciendo.

¿Hubo lugar para la improvisación?

Considero que cualquier actuación es, en cierta forma, improvisación, porque es el tono que el actor le pone a lo que está escrito en un guión. Nos mantuvimos fieles al texto pero se puede decir que improvisamos al dar carácter y personalidad al personaje. Como, por ejemplo, cuando estaba borracho podía improvisar en los manierismos, hacerlo más o menos exagerado. He tenido, como todo el mundo sabe, problemas con el alcohol y es algo que me sale natural (risas). Soy de Gales y la gente de allí bebe muchísimo. He visto cómo está la gente en las calles de mi ciudad después de un partido de fútbol, todos totalmente borrachos, es terrible. Cuando era jovencito, recuerdo que presencié muchas peleas motivadas por el alcohol. Supongo que eso me inspiró.

¿Cuál cree que va a ser el futuro de las películas que  mezclan la actuación con la animación 3D?

Si te soy franco, no lo sé. No soy ningún experto en marketing y, sinceramente, como persona, hay muy pocas cosas hoy en día que me hagan saltar de alegría. Ya se verá cómo reacciona el público. Yo he trabajado ya todo lo que tenía que trabajar. Por eso, cuando me ofrecen algo, normalmente, me fijo en el director y si me interesa trabajar con él, pues decido hacer la película. Y, obviamente, el dinero también tiene que ver (sonríe).

¿Le queda algo de ambición?

No mucha, la verdad. Me gusta pintar y componer música pero lo hago sin ningún tipo de ansiedad o presión. No me preocupa, en absoluto, lo que la gente pueda pensar de mí, no es asunto mío. Hago lo que hago para mí y no me importa lo que la gente piense. Si uno tiene miedo a lo que la gente piense sobre lo que hace, acaba por no hacer nada. Creo que he llegado a una especie de estado de zen en mi vida.

¿Es cierto que le han ofrecido dirigir una orquesta en Australia?

Sí ,en Perth, pero ya veremos si sigue adelante. Ya he dirigido mi propia banda sonora para la película que acabo de terminar, Slipstream (estrenada este año en Sundance y en Sitges).

Usted es una persona, dicen, exigente cuando dirige. No soporta que en una película, los actores no vengan preparados. ¿Es así?

Me molesta mucho, lo considero una falta de respeto. En la película que acabo de dirigir uno de los actores siempre llegaba tarde y eso no es demasiado profesional. Al final, hizo un buen trabajo pero me quedó claro que no volveré a trabajar con él nunca más.

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