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Entrevista a Eva Borreguero, directora de programas educativos de Casa Asia

MAR CENTENERA GARÇON

Bhutto regresa a Pakistán anunciando que “ha llegado el momento de la democracia”. ¿Está preparado el país?
La sociedad paquistaní está pidiendo a gritos democracia, la necesitan por muchísimos motivos, el país se está quedando cada vez más aislado internacionalmente. La necesidad de democracia se hace muy evidente al compararlo con la India. Los dos países comparten una cultura similar, India está despegando con muchísima fuerza y un gran reconocimiento en el ámbito económico y cultural. Pakistán está viendo como el país vecino, hermano, y del que se separó en el 47 tiene un protagonismo muy importante y como ellos se están quedando cada vez más aislados y se dan cuenta que tiene mucho que ver con la falta de democracia que ha impedido que el país evolucione de un modo normal. Si no el peligro es que el próximo régimen militar genere más inestabilidad de la que hay. Existe el peligro también que el país sufra muchos conflictos internos, entre ellos la fractura entre los sectores más religiosos y ortodoxos y los aperturistas, que están a la vanguardia de la reforma. Este es un conflicto latente muy importante que puede ir polarizándose y que se hará más fuerte. 

¿Explotará si desaparece el régimen militar?¿Podrá controlarlo Bhutto?
Los distintos régimenes militares lo que han hecho es mantener unidos a estos grupos y mantener este orden. Pero ha sido una presencia muy perniciosa y el país tiene que evolucionar. Uno de los grandes retos de la democracia es resolver esta fractura social desde dentro.

¿Qué otros retos pendientes hay?
Otro punto importante en Pakistán son los partidos regionales en Beluchistán y las áreas tribales. Pueden surgir fuerzas regionales y tienen que ser integradas en la democracia. Es un tema importante que se tiene que resolver.

¿En qué ha cambiado Pakistán entre su primer retorno en 1986 y ahora?
Ha habido grandes cambios en Pakistán. El hecho de que sea una potencia nuclear da al país una dimensión distinta, es decir, ha dado legitimidad al régimen militar para garantizar la estabilidad. Benazir Bhutto ya tuvo su oportunidad de Gobierno. Fue acusada de corrupción, algunos cargos no han podido ser probados pero otros sí. Hay un sector de la población de Pakistán que rechaza a Benazir y la política que representó. Aún así, el PPP sigue siendo el partido con mayor apoyo popular y el mejor estructurado.  Si hubiese elecciones, como tienen que convocarse, Benazir tiene muchas posibilidades de ganarlas.  

La ex primera ministra regresa después de un pacto muy criticado con Musharraf.
Musharraf cree que el país no está maduro para la democracia.  Es una visión muy generalizada en el Ejército considerar que la clase paquistaní es muy corrupta, lo cual es cierto, ahí no se equivoca, y que hace falta que estén tutelados por la clase militar. Particularmente siente un gran rechazo hacia Benazir Bhutto y ha estado prometiendo y asegurando que no permitiría su regreso con unas acusaciones contra ella que significaban que si regresaba iría prácticamente a la cárcel. Lo que ha estado haciendo hasta el último momento es negociar, intentar que no regresase. Ha sido una negociación muy tensa. Personalmente creo que Musharraf está dispuesto a ceder el mínimo poder posible pero, por otra parte, es un hombre muy astuto y va a saber adaptarse para sobrevivir en el poder de un modo u otro. Musharraf ha puesto condiciones que limitan bastante a Bhutto pero en el exilio tenía mucha menos capacidad de acción. Cuando regresó anteriormente a Pakistán quedó claro que tiene una enorme capacidad de movilización social y eso es algo que asusta muchísimo a los regímenes militares. Ella sabe que se hace fuerte estando allí. Es un primer paso para ver cómo evoluciona la situación. 

Tanto Bhutto como el ex primer ministro Nawaz Sharif han sido acusados de corrupción. ¿No hay alternativas?
Hoy no hay alternativas de peso pero el problema de Benazir y Sharif es que no han democratizado sus partidos. Ninguno de los dos ha aplicado internamente las mismas medidas que después anuncian que no aplican los demás en su país. Deberían reformarlos para que se puedan seleccionar a los candidatos más válidos y con más apoyo.  

¿Es posible que Musharraf aplique la ley marcial si la Justicia vuelve a pararle los pies?
Todo es posible.  

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