Este artículo se publicó hace 13 años.
El "débil" FMI de Rato obvió los avisos sobre la crisis
Una auditoría oficial del organismo delata que los técnicos hacían "autocensura" en sus análisis
El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue incapaz de adelantar la crisis. Hasta aquí nada nuevo. Pero que no lo hizo porque bajo la gerencia de Rodrigo Rato se perpetuó la "débil gobernanza interna", se dieron situaciones de "autocensura" o se impusieron "limitaciones políticas" por parte de los países miembro son argumentos que dan un giro a la responsabilidad de la organización en la crisis y al liderazgo del español en su corto mandato.
La Oficina de Evaluación Independiente del FMI (OEI), una suerte de auditora del organismo, publicó ayer un informe demoledor sobre los fallos entre 2004 y 2007, el periodo en el que se gestó la crisis financiera y, precisamente, los años de gerencia del actual presidente de Caja Madrid y ex vicepresidente económico del Gobierno del Partido Popular.
Caruana fue el responsable de supervisar el área financiera
Los auditores creen que durante estos años, cruciales para haber frenado o atenuado la crisis, interactuaron cuatro factores que impidieron ver la recesión que se avecinaba. Las deficiencias analíticas, los obstáculos organizativos, los problemas de gobierno interno y las limitaciones políticas, se mezclaron en un cóctel de ineptitudes que llevó a enterrar las voces críticas contra la aparente bonanza económica y que fomentaron la lectura "complaciente" de lo que acabó en una burbuja financiera.
La OEI revela prácticas muy graves que denuncia el personal técnico e, incluso, los altos funcionarios del organismo y que les impedían desempeñar sus funciones. "Los incentivos están orientados a generar consenso con las opiniones predominantes", asegura el personal analítico. "Expresar fuertes puntos de vista en contra podría arruinarme la carrera", dicen algunos altos funcionarios. "Había desincentivos para decir la verdad a los poderosos, especialmente de otros países", lamentan los economistas que vigilan la salud económica mundial.
La OEI recoge que los funcionarios del FMI, a los cuales entrevista para hacer este informe aunque también analiza documentos internos y externos y las actas de las reuniones, tienen la opinión "generalizada" de que los problemas de gobierno interno fueron "una limitación clave" para prever la crisis. Y es que en los análisis del organismo se impuso una corriente dominante en la que se aceptaba como buena la situación económica y se discriminaban las críticas u opiniones contrarias. La situación se agravó por el "aislacionismo" con el que trabajan sus departamentos, en los que no cruza la información.
El pensamiento hegemónico era complaciente con los mercados
Aunque en anteriores informes de esta entidad ya se habían detectado prácticas similares, la OEI da cuenta de que bajo la supervisión de Rato, las deficiencias continuaron: "Muchos funcionarios mencionan que les preocupaban las consecuencias de expresar opiniones contrarias a las de sus supervisores, la Gerencia (que representaba Rato), y las autoridades de los países".
En cuanto a las presiones a las misiones (los grupos de trabajo que operan en los países que se analizan), los funcionarios consideraban que "había límites al grado de crítica que podían plantear" y que "no se les puede decir la verdad a las autoridades" debido a que "los gobiernos son nuestros dueños". Además, el personal técnico percibía que "en caso de desacuerdo, la Gerencia terminaría por apoyar" a las autoridades del país. El informe ve que en el caso de las economías emergentes, había más libertad para señalar errores.
En cuanto al desempeño de las labores de vigilancia financiera y macroeconómica, los dos principales mandatos del organismo que se constituyó después de la Segunda Guerra Mundial para ejercer como una especie de Banco Central mundial, el informe también es muy duro. Llega a acusar al FMI de haber favorecido las prácticas en "innovación financiera" que más tarde desataron el descalabro de las subprime (hipotecas basura). En este terreno, otro español queda mal parado: Jaime Caruana, actual gobernador del Banco Internacional de Pagos, al que Rato llevó como su segundo de abordo al FMI para ejercer la supervisión financiera. Bajo la vicepresidenta económica de Rato, Caruana fue nombrado gobernador del Banco de España.
Se favoreció la autorregulación y las hipotecas basura
En cualquier caso, con Caruana como responsable del área financiera se extendió la creencia de que la innovación financiera "reducía los riesgos" porque los diversificaba, sin cuestionar dónde se concentraban esos riesgos que se desviaban de las instituciones tradicionales. Además, se creyó en la autorregulación del mercado y en la solidez de las grandes instituciones financieras, que luego se nacionalizaron. Eso sí, el informe de España bajo este mandato puso de relieve "el dinámico sistema español de constitución de reservas" contra la morosidad, que no se sugirió a otros países.
Fuentes cercanas a Rato declararon a Efe que, en su etapa al frente del FMI, "ya se advirtió de la necesidad de profundizar en el análisis del sector financiero".
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