Dice Luis Eduardo Aute que la genialidad de Antonio Fraguas de Pablo, Forges (Madrid, 1942), consiste en haber logrado construir unos personajes que son la síntesis perfecta de la sabiduría elemental del pueblo llano. 'Nadie mejor que Forges ha 'dibujado' esa triste conjunción de espíritus, simples y ridículos, que configuran al llamado españolito de a pie', dice Aute. Esos 'españolitos' retratados por Forges, que dice Aute, acaban de cumplir ahora 50 años y la editorial Espasa ha decidido lanzar, para conmemorar la ocasión, El libro de los 50 años de Forges (Espasa), una obra antológica que reúne una selección de las mejores viñetas del artista y permite realizar un divertido y entretenido viaje por la historia reciente de España.
'O robamos todos o el invento se rompe'. Esta es la frase de una viñeta de Forges publicada en La Codorniz entre 1968 y 1973. ¿Se nos ha roto ya el invento o pueden seguir robando un poco más?
Se nos está rompiendo. Esta viñeta que mencionas es del año 1968. Hay mucha gente que piensa que este es el momento de mayor corrupción en España. Yo digo que, muy al contrario, es el momento donde más nos estamos enterando de la corrupción. El franquismo fue un montaje que era una corrupción generalizada. Primero fue una corrupción de la democracia con el glorioso Movimiento Nacional, con todas las comillas que quieras poner, y, segundo, una corrupción montada en una prevaricación entre un determinado número de gobernantes o de teóricos fieles a la República, entre ellos Franco, que faltaron a sus juramentos de lealtad a la República. Ahora, lo que pasa, es que nos enteramos medianamente.
Otra de las cosas que tampoco parece haber cambiado mucho en los últimos 50 años es la relación entre los políticos y la dimisión cuando a uno le pillan con las manos en la masa. Hay una viñeta en este mismo periodo en el que un señor dice: 'He sopesado todos los factores y no hay otra salida que dimitir'. 'Pero usted no ejerce ningún cargo', le replican. 'Pues por eso', sentencia el primero.
Exactamente. Lo que pasa en este país es inconcebible muchas veces. Venía hoy [por el lunes] en el periódico un suelto de alguien que había afirmado que el problema de la política actual en Europa Occidental es que el cargo político que se ejerce se considera como una posesión y no como un servicio. Un ciudadano que trate de acercarse a un político por la calle es inmediatamente separado por el escolta no vaya a ser que al ciudadano se le ocurra preguntar y el político pueda sufrir. El político siempre nos exige estar cuatro años entregados en cuerpo y alma a ellos. Los políticos, por contra, hacen un programa electoral, no lo cumplen y no pasa nada. Hay muchas cosas que hay que cambiar en este sistema. Habría que introducir, con algunos matices, el mandato imperativo, por ejemplo, porque obliga al político a llevar adelante el programa electoral.
Precisamente la introducción del mandato imperativo es una de las propuestas que está paseando por España Alberto Garzón, de Izquierda Unida, en su campaña de Revolución Democrática.
¡No fastidies! ¡Me ha copiado! Estoy diciéndolo desde hace la tira de años. El problema del mandato imperativo es que tiene algunas desventajas. Por ejemplo: Imagínate que tuviéramos mandato imperativo y que ahora en el programa electoral del Gobierno esté lo del aborto. ¿Qué pasaría? Ahora, a la hora de votar, si hay algún diputado que quiere votar una cosa contraria lo puede hacer. Con el imperativo, no. Hay que medirlo bien. Hay una cosa importante que quiero dejar clara: no todos los políticos son políticos entre comillas y los que lo son están en minoría. Quiero decir: la política no es mala, esta política es la que es mala. Hay que tener cuidado porque el discurso populista genera hábilmente fascismos. Aquí cuando te descuidas, se reúnen tres sin mucha experiencia histórica y te montan la Falange, que es la negación de la política y los partidos. Por eso, hay que precisar muy bien. Creo también que debería ser una obligación y un compromiso para todos los ciudadanos una especie de participación social durante un tiempo determinado, cuatro años por ejemplo.
¿Es partidario Antonio Fraguas de incluir una especie de sorteo entre ciudadanos como en la Antigua Grecia o en las ciudades-estado italiana para ejercer cargos o responsabilidades públicas?
¡Claro! Eso es lógico. Esta mañana estaban hablando en la radio sobre la posibilidad de que si sigue el follón de Crimea haya que volver en los países occidentales al servicio militar obligatorio. A mi me parece que eso es tirar por elevación. Yo soy una persona profundamente antiguerra, pero veo en muchas lugares de Europa que tienen un ejército destinado a misiones de mantener la paz y que, básicamente, están actuando como una ONG. A lo mejor, esa sería la forma. Habría que quitar las pistolas al Ejército y que funcionen de esa manera.
Volviendo a España y a sus viñetas... Quiero recordarle otra viñeta suya de la Transición. Decía así: 'Triste país en el que para que la democracia se asiente plenamente hay que esperar a que se jubilen 300'. ¿Aún no se han jubilado estos 300?
¡Qué va! ¡Siguen ahí! ¡Ese es el problema! Mira, aquí hay un problema, que es muy curioso, y que también tenemos que tenerlo en cuenta. Mi padre decía que este país es un país increíble, maravilloso y, además, el más rico del mundo. La demostración de esta afirmación es que durante mil años, 200 familias han vivido en esta tierra como no ha vivido nadie en el mundo. En este momento serán 198 familias, pero ya son muchas familias. Hay mucha gente que va al Gobierno con una vocación política y que, de golpe y porrazo, empieza a hacer cosas que ha visto en su casa y que no piensa que no pasa nada y que esas cosas se pueden hacer. Hay incluso gente que no entiende que lo procesen o que le metan en el 'trullo' y se preguntan: 'Pero, ¿qué he hecho yo?' Y entonces van e incluso piden el indulto. En este momento, hay que preguntarse: ¿qué es lo que han visto hacer a sus padres, a sus tíos, a sus abuelos...? ¿Qué es lo que han mamado al respecto?
¿Quiere decir que hay políticos que se comportan como si España fuera su coto privado de caza?
Exactamente. Con una diferencia: en lugar de caza, de robo. Así de fácil. Es lógico. Pero, ¡ojo!, cuando los españoles abominamos de la corrupción un gran porcentaje de nosotros, de los que abominamos de la corrupción, abominamos porque ¿no nos gusta la corrupción o porque los que lo han hecho son gilipollas y los han pillado y a nosotros nos nos pillarían? Hace muchos años trabajaba una señora llamada Severiana en mi casa. Un día, yo leía el periódico y ella planchaba. Le dije: 'Seve, ha visto usted este sinvergüenza de Roldán que se ha llevado 1.300 millones de pesetas'. Y Seve me contestó: '¿Y qué va a hacer el hombre si le ponen dónde hay?'.
El otro día leí un artículo en el periódico de un siciliano que decía en broma que la mafia no era un invento italiano sino que era la había llevado a Nápoles la Corona de Aragón y el rey Alfonso el Magnánimo. Él lo decía medio en broma, pero yo empiezo a pensar que quizá tenga razón. ¿No te das cuenta de cómo funciona nuestro sistema familiar? ¿Es normal que haya gente de nuestra familia a la que llamamos tíos o lo que sea y que no son de nuestra familia?
Sobre la familia también tiene una viñeta curiosa. Un náufrago le dice a otro: ¡Hombre! Pues precisamente tengo yo a un cuñado en el Ayuntamiento que te lo puede...
¿Sabes lo que ocurre? Tenemos un ordenamiento social que está basado en la costumbre. Las leyes, precisamente, están al servicio de las costumbres y es muy complicado cambiarlo. ¿Tú crees que si no hubiera ese entramado social la situación podría estar como está con 6 millones de parados? Este entramado social del que te hablo está sustituyendo al Estado y eso es justo lo que hace la mafia. Lo que pasa es que los italianos le ponen nombre y nosotros no tenemos. Los italianos son españoles con diseño.
En la etapa de la Transición hizo usted una viñeta en la que dos personas esperaban frente a un cartel que anunciaba el Primer Congreso del Sentido Común. No llegó nadie. ¿Siguen solos los dos asistentes o ha acudido alguien más?
Hay bastante más sentido común. El 15M es una muestra de sentido común. Lo que pasa es el que el 15M no podía funcionar al tener un sistema asambleario positivo. Los de mi generación ya sabíamos que no funcionaba porque ya lo habíamos vivido. Hay encontrar otra fórmula porque no se pueden tomar decisiones en un sistema asambleario positivo, en el que todos tienen que votar todas las cosas. Siempre que pasa eso se deflacta.
No obstante, cuando surgió el 15M yo estaba feliz. Y decía: ¡por fin! Ahora, por ejemplo, sigue funcionando el espíritu del movimiento pero funciona de otras maneras. Las redes sociales son fundamentales. Los poderes están achantados por las redes sociales aunque no lo vayan a decir nunca. Ahora, el paseo impune por la calle, como lo hacían antaño, ya es imposible y cada vez será más imposible a no ser que seas una persona adecuada y correcta para representar a los ciudadanos que están bajo tu voto.
Hablando de paseos impunes por la calle, ¿qué opina Antonio Fraguas de los escraches?
Siempre he dicho que el problema de la banca en España se soluciona con el peor escrache que se puede hacer a alguien que es mandar la tuna de Derecho a cualquier urbanización de banqueros. Todos los días cantando 'Clavelitos'. Insoportable. Seguro que nos bajan los tipos de interés.
Tiene dos viñetas en el libro que hablan de la Unión Europa y están diferenciadas por un periodo de alrededor de 15 años. En una dice: 'A este paso me temo que la Europa sin fronteras solo va a consistir en que a los españoles también nos puedan sangrar los bancos europeos'. Tiempo después, en la última etapa, publica: 'Ya le debemos a los bancos dos billones de euros'. Al final tenía usted razón. ¿Eso era Europa?
Eso era una cosa que teníamos que saber. Mira, mi generación es la última que, en el escaso tiempo que tuvimos la televisión de pequeños cada vez que veíamos alguna noticia del extranjero nos dedicábamos a buscar la bandera de España entre la fila de banderas. Éramos tan sutiles que hasta en blanco y negro podíamos saber si estaba o no estaba. Eso, ahora, no lo mira nadie, porque se supone que está ahí. Ahora, cuando miras el Telediario y hablan del Estado español y miras los organismos a los cuales pertenece, por lo menos, pueden pesar que somos un país más o menos normales en algunas cosas. Antiguamente, sólo estábamos en la 'congregación mariana de estados católicos' y cuatro cosas más.
Sus viñetas han retratado también los pasos que ha ido dando España en esa integración internacional. Criticaste la OTAN, criticaste al FMI... ¿Veía Forges hacia qué precipicio se estaba dirigiendo España?
Ni hablar de precipicio. Me acuerdo cuando tenía seis o siete años y andaba por la calle y veía a gente agonizando de hambre en el suelo. Hasta que venían corriendo y se los llevaban. El hambre era asolador. No pasaba nada. No había crisis porque no se decía nada. De vez en cuando, salía un anuncio de periódico que decía que alguien había sido detenido por extraperlo. Pero era uno. Desde el año 1957 a la actualidad ha habido cinco crisis importantes. Esta es la sexta. La diferencia es que esta la estamos viendo en los medios de comunicación.
En su obra hay una temática que se repite en todas las épocas. Tiene que ver con los españoles y los libros y las referencias continuas a lo poco que leen los españoles. En una de ellas, se llega a decir: 'La mitad de los españoles no ha leído nunca un libro'. Y el compañero le responde: 'Claro, por eso votan lo que votan'. ¿Qué problema tenemos en España con la lectura que llevas 50 años denunciando lo poco que leemos?
Pues tenemos un problema que se llama sol. Nada más. Muchos de nuestros problemas recientes tienen que ver con el sol. De hecho, todo tiene que ver con el sol. ¿Qué pasa con el libro? Es complicado leer al sol porque te da el reflejo. Solución: No leo. Siempre dije que en España habrá siempre menos internautas que en cualquier otro lugar nórdico. El número de internautas es inversamente proporcional al número de días de sol. Los latinos inventamos el internet hace miles de años a través de la ventana.
Entonces, ¿con menos Sol tendríamos una democracia mejor?
No lo creo. Porque donde hay pingüinos tampoco hay manifestaciones. Los libros son la única forma de viajar de los ciudadanos de los países pobres. Aquí es diferente. Aquí hay gente que se nota que no hay leído un libro. Hay mucha gente que se cree nacionalista y que no sabe definir por qué se siente nacionalista. Normalmente, es porque no se han leído un libro. Si nunca lees un libro no vas a poder defender tu postura. En España, estamos 7.500 lectores y somos los mismos desde un tiempo inmemorial.
El otro día hice un dibujo con referencia a la historia. Decía el dibujo: 'Los pueblos que no recuerdan su historia están obligados a repetirla' y contestaba otro: ' Y muchas veces son obligados a repetirla'. Todas las situaciones sociales que hay en España se han repetido una infinidad de veces en la historia. Hay cosas de películas de vaqueros. Una vez, hace muchos años, estaba con un señor catalán, presidente de un partido que empieza por E, sigue por R y finaliza con C. Estaba en campaña y vino un helicóptero a recogerlo con un distintivo español. El político se negó a subir. Mientras esperaba el coche, yo me puse a hablar con él y le expliqué que debía saber que no se había subido a un helicóptero que tenía la señera de mar de Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón. En la Baja Edad media, en el Mediterráneo, las naves de Aragón adoptaron el símbolo de dos franjas rojas y una amarilla porque la señera íntegra con el escudo se confundía con la bandera de los turcos. Se lo conté y él se calló. Lo que acabo de contar es una chorrada, pero son cosas que hay que saber para no meter la pata reiteradamente.
En este sentido, decir que cuando se hizo la Constitución yo dije que España debería llamarse Españas y recoger un modelo federal como en gran parte de su historia.
Durante 50 años se ha sentado usted en su escritorio de 'dibujar', como dice Aute, al 'español de a pie'. ¿Cómo han cambiado los españoles?
Hay una cosa muy curiosa. El español de a pie ha cambiado de forma de vestir, de forma de hablar, de formación, de deformación... Lo único que no ha cambiado es el ancestral espíritu interno que tenemos los íberos. Somos la mezcla de cientos de miles de pueblos. Seguimos pensando como griegos, hablando como los romanos, cantando como los musulmanes, contando como los fenicios, rezando como los hebreos... Lo mismo. Sólo cambia lo de fuera.
Para terminar. Me gustaría que actualizara una viñeta suya que dice así: 1954: Linares, pueblo andaluz y minero. 1974: Linares, pueblo andaluz e industrial. 1994: Linares, pueblo andaluz y parado. ¿2014, Linares?
Linares, paraje sincrético hispánico (o de Aquí).
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