¿Se pueden conjugar el rigor, el crecimiento y la equidad que prometió Mario Monti al ser investido primer ministro de Italia el pasado 16 de noviembre? El plan de ajustes de 30.000 millones de euros aprobado el domingo por su Gobierno técnico indica lo contrario, sobre todo en lo que se refiere al último término. La Iglesia lo sabe bien, que saldrá indemne de buena parte de los ajustes, que de haber sido ecuánimes le habrían costado muy caros: en concreto unos 2.500 millones de euros por el nuevo impuesto inmobiliario que van a pagar los ciudadanos. Y no queda claro hasta qué punto la presencia en el Ejecutivo de tres personas consideradas 'del Vaticano', como los ministros Lorenzo Ornaghi, Andrea Riccardi y Renato Balducci, ha podido influir en la toma de esta decisión.
'No hemos valorado tasar los bienes inmuebles de la Iglesia', reconoció Monti ayer en una rueda de prensa con los corresponsales extranjeros.
El plan de ahorro ha defraudado por no aplicar un impuesto mayor a los ricos
Italia no cuenta con un censo riguroso de las propiedades de la Iglesia aunque la ley establece que sólo las que se dedican 'exclusivamente' al culto están exentas de impuestos.
El Partido Radical ha desarrollado durante años una campaña para acabar con los privilegios del clero y según sus cálculos, 30.000 de los 50.000 inmuebles con los cuenta aproximadamente, incumplen la norma, es decir, no pagan impuestos aunque deberían hacerlo. En esa clasificación entrarían colegios, universidades, gimnasios, edificios y terrenos alquilados, que podrían engordar las cajas del Estado con 2.500 millones al año, según las cuentas del Partido Radical, aunque se quedarían en 700 millones según un cálculo más conservador de los ayuntamientos. Si se eliminaran todas las exenciones de las que ahora goza en términos de IVA o IRPF, por ejemplo, la cuenta se iría hasta los 4.000 millones. Hasta la Conferencia Episcopal admitió ayer que el plan de ajustes podía haber sido 'más equitativo'.
El plan de Monti también ha defraudado en lo concerniente a los ricos. Se esperaba un impuesto ejemplar a las fortunas por encima del millón de euros, que Monti desechó porque 'habría provocado una fuga de capitales'. Y a cambio, ha establecido un impuesto del 1,5% al capital emergido de las varias condonaciones de los gobiernos de Silvio Berlusconi (unos 100.000 millones) y ha duplicado las tasas por los coches de lujo, el gravamen a los yates y los aviones privados. Algo que fue calificado ayer por el Partido Democrático como 'insuficiente'.
Berlusconi asegura que no se aprobará si Monti no pide una moción de confianza
Y al margen de la falta de equidad, las grandes críticas de los ciudadanos llegarán por el aumento del IVA dos puntos a mediados de 2012, aunque junto con las pensiones, la medida que más controversia ha creado es la reintroducción del impuesto sobre la primera casa (y eso antes de que se conociera que no afectará a la Iglesia). La reforma de las pensiones que presentó entre lágrimas la ministra de Trabajo, Elsa Fornero, y que incluye un incremento de los años de cotización para la jubilación anticipada (42 años para los hombres, 41 para las mujeres) y el aumento progresivo de la edad de jubilación (en 2018 italianos e italianas se retirarán a los 66 años), se ha encontrado de lleno con la oposición de los sindicatos, que ayer anunciaron movilizaciones el próximo lunes. Los trabajadores de Cisl y Uil pararán dos horas, mientras que los afiliados a la CGIL lo harán cuatro. Es un aviso simbólico porque, según ellos, el Gobierno ha preferido aprobar el decreto con los recortes sin consultarlos.
Monti razona que la reforma de las pensiones 'elimina privilegios' y de algún modo es cierto. Por ejemplo, Manuela Marrone, mujer del líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, se jubiló a los 39 años con 17 cotizados por tener un hijo y ser funcionaria y hoy sigue cobrando 769 euros de pensión. Pero Monti no contó que las personas nacidas en 1952 tendrán que trabajar ahora cinco años más.
En cualquier caso, no debería subestimar a los sindicatos, porque la próxima decisión de Fornero irá enfocada a reformar el mercado laboral y el panorama no se presenta más agradable.
El impuesto inmobiliario, eliminado por Silvio Berlusconi por razones populistas, provocará también fuertes disputas entre los partidos. 'Si no pide el voto de confianza dudo mucho de que se puedan aprobar los ajustes', dijo Il Cavaliere. Los ajustes ayudarán a que 'Italia no acabe como Grecia', replicó Monti.
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