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Josep Anglada: Lo mejor de cada casa

Líder de la xenófoba Plataforma per Catalunya (PxC). Hace un mes fue juzgado por provocación al odio racial y difusión de injurias

ALICIA GUTIÉRREZ

Este es un sencillo experimento. Busque en Google lo siguiente: PxC seguridad. 641.000 resultados ayer a las siete de la tarde. O sea, que cualquier internauta sueco con dominio del castellano concluiría que Plataforma per Catalunya (PxC) es una formación absolutamente comprometida con la seguridad.

De momento, esa conclusión no es sólo sueca. Y, de hecho, hizo que 67.000 catalanes votaran en las municipales de mayo a PxC y le proporcionasen 67 ediles bajo las premisas universales de la ultraderecha europea: si el trabajo escasea y los robos proliferan, algún musulmán tendrá la culpa. Y la tendrá aquí también de que la Catalunya auténticapierda su identidad en eso que los popes de la escuela reaccionaria llaman el marasmo de la multiculturalidad.

Pero, en ese discurso doctrinario, por llamarlo de algún modo, hay una falla. Anecdótica, tal vez, aunque ilustrativa de los mimbres con que se ha ido tejiendo PxC. Su líder y cabeza de lista al Congreso por Barcelona es Josep Anglada, para quien la Fiscalía acaba de pedir diez meses de cárcel e inhabilitación para cualquier cargo electo. ¿Por? Porque, presuntamente, según el parte médico, Anglada le arreó una paliza a su hijo. Es decir, que el concepto de seguridad del jefe de PxC incluye golpear a un miembro de su propia familia. Ya lo dice el lema del partido: 'Primero, los de casa'.

Antes de descubrir el filón identitario, Anglada pasó por Fuerza Nueva, el Frente Nacional y esa suerte de conglomerado político-mercantil que fundaron los Ruiz-Mateos. En resumen, se ha codeado con lo mejor de cada casa sin abandonar nunca la misma parentela ideológica.

Así que el seny no parece ser el punto fuerte del dirigente xenófobo. Pero la pelea con su vástago -igualmente militante de PxC- no es la única causa judicial ni la más grave que le acecha. Concejal en Vic (Barcelona), cuna de su partido y lugar clave en el mapa de la Catalunya profunda,  Anglada se sentó en el banquillo hace menos de un mes por los delitos de provocación a la discriminación y al odio y difusión de injurias.

La acusación se sustenta en unos panfletos difundidos en la campaña municipal de 2007 y cuya autoría falsificó alguien -supuestamente Anglada y uno de sus correligionarios- para simular que eran inmigrantes magrebíes quienes lanzaban mensajes del siguiente tenor: si gana PxC, 'no nos dejarán ejercer nuestro derecho a tener una bonita mezquita en el centro de Vic'. Buscaban, dice el fiscal, 'generar sentimientos de odio'. Anglada, en cambio, se declara víctima de un 'juicio político'. Y habla, él, de ' caza de brujas'. La sentencia aún no se conoce.

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