En 1977, José Sanchis Sinisterra (Valencia, 1940) montó en Barcelona el Teatro Fronterizo, un taller de investigación teatral que pretendía bucear en los asuntos y técnicas que el teatro oficial dejaba siempre en la sombra. Y el experimento funcionó. Eran tiempos de apertura artística y rápidamente entró el dinero público y privado y el dramaturgo abrió en 1981 la Sala Beckett.

Más de 20 años después, Sanchis Sinisterra vuelve a la carga con el Nuevo Teatro Fronterizo, taller que esta vez se localiza en un local llamado La Corsetería, en el barrio madrileño de Lavapiés. Las razones, las mismas que a finales de los setenta: 'Actualmente, no hay investigación en el teatro en España en general y en Madrid en particular. En los espectáculos que veo no se cuestiona si algo ha cambiado en la sociedad y yo creo que ha cambiado mucho', admite el dramaturgo a este periódico en uno de los cafés de la plaza de Tirso de Molina, muy cerca de su nuevo local. 'En el teatro predominan las historias de pareja. Todo lo que se crea es para el consumo. Y en este sentido, se quedan fuera la memoria histórica, el laicismo, la inmigración', añade.

La diferencia con respecto al año 1977 es que en esta ocasión ni el dinero público ni el privado se asoman. 'Llevo tres años planteando el proyecto a instituciones públicas y privadas y todas me dicen que es muy bonito, pero que con los recortes no pueden hacer nada', asegura el autor de Ay Carmela!.

Por eso, él junto a otros compañeros como el actor Jordi Dauder se han lanzado 'en plan kamikaze' al nuevo proyecto. Parten de las aportaciones de los socios y del apoyo recabado entre los ciudadanos y vecinos del barrio interesados. 'Ni la institución ni el mercado son patronos fiables, por lo que hay que buscar otras fórmulas, aunque veremos si el año que viene sigo aquí o vendiendo corsés', se despide socarrón.