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Verdades a puñados para una "Bernarda Alba" que corta la respiración

EFE

Reinterpretando la "partitura" de Federico García Lorca, ocho gitanas del poblado chabolista sevillano de El Vacie han hecho esta noche en el Teatro Español una Bernarda Alba tan tremenda, delirante y surrealista como genuina, con actrices a las que se les salían las verdades a puñados por la boca y los ojos.

La tragedia griega que escribió García Lorca, con esa cárcel física y mental que imagina para "La casa de Bernarda Alba", ha sido el vehículo de expresión de la ternura, humor, rabia y escepticismo de unas mujeres ante un mundo que ignora sistemáticamente a las personas como ellas, habitantes de un encierro a cielo abierto en sus chabolas.

"Soy de El Vacie, donde están las ratas todas", declamaba al comienzo de la obra una increíble María Luz Navarro, 42 años, madre de tres hijos y completamente "alfabeta", como dice ella, en una mezcla de "caló", portugués y sevillano que hacía ininteligibles muchas sus palabras pero transparentes todas sus intenciones.

Navarro, que luce en sus brazos tatuajes como "Amor de José", en su boca varios huecos y en los ojos una picardía magnética, ha hecho tal composición del personaje de la abuela loca, con "morcillas" como "la agüelita tiene musha caló" mientras se tiraba al suelo o llamando a uno de los espectadores a gritos "Pepe Romano", que se ha llevado la mayores aplausos del auditorio, en el que estaba la ministra de Igualdad Bibiana Aído.

Esta versión que ha hecho TNT de "La casa de Bernarda Alba" es, según ha dicho a Efe la ministra, "la obra maestra de Pepa Gamboa", su directora.

"Es maravillosa y de un gran mérito. Espero que triunfe, la recomiendo vivamente", ha agregado Aído, que ha recordado que es la primera vez que las instituciones europeas promueven una acción de este tipo, con motivo del Año Europeo de la Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social y el Día de la Mujer.

La ministra ha ido luego a felicitar a las actrices, que la han saludado agradecidas pero imperturbables, con una serenidad insólita en quien ha viajado por primera vez a Madrid, ha actuado nada menos que en "el templo" de El Español, y protagoniza una función a la que han asistido, además, tres embajadores -Suecia, Dinamarca y Eslovenia-, varios eurodiputados y la máxima representación en España de las instituciones europeas.

De que nada en este montaje -estrenado en Sevilla en noviembre- es "normal" da idea que al concluir la función, y tras salir a saludar en cuatro ocasiones, la actriz que hace el papel de Bernarda Alba, ha advertido al respetable que ese era "el último -bis-" y que si querían verlas más, volvieran "mañana".

Esta singular compañía ya ronda las 30 funciones, incluyendo las de Sevilla, Elche y Castellón y las de Madrid -donde empezaron el día 4 y terminan el 14- de este retablo en el que se dicen cosas como que "las mujeres sin hombre son muy malas" o enseñan un "pañuelo gitano" de la virginidad "post mortem".

Navarro y Montero viven junto al resto de actrices -Lole del Campo, Carina Ramírez, Ana Jiménez, Sonia Joana da Silva, Pilar Montero y Beatriz Ortega- en el poblado chabolista más antiguo de Europa, un sitio donde, según el creador del "laboratorio teatral" TNT, las ratas y la humedad campan a sus anchas.

Por eso, Montero decía esta semana, cuando presentaba el montaje en Madrid, que su vida no ha cambiado en absoluto por ser actriz porque su máxima aspiración sigue siendo "tener una casa": "semos carne humana, como todos", sentenciaba.

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