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La corrupción augura al PP un año de calvario judicial

El levantamiento del secreto sobre Bárcenas y de otra parte del sumario en Madrid amenaza otra vez a los conservadores. Francisco Camps, a expensas de los jueces. Jaume Matas, cercado por su palacete

ALICIA GUTIÉRREZ


Bárcenas, antes de declarar ante el juez. D. POZO
El año horrible vivido en 2009 por el PP con el estallido de la operación Gürtel y de otros casos de corrupción, como el que ha puesto contra las cuerdas al ex ministro y ex presidente balear Jaume Matas, amenaza con verse superado por el recién iniciado 2010.

El reguero de investigaciones pendientes, la posibilidad de nuevas imputaciones de alcance en la Gürtel y el laberinto en que, por ese mismo caso, permanece atrapado el presidente valenciano, Francisco Camps, auguran un verdadero calvario judicial para los conservadores. Dividido ahora en tres partes, el caso Gürtel puede acabar en el Supremo si surgieran indicios contra nuevos aforados de otras comunidades o de ámbito estatal.

El año ha arrancado con la previsión de nuevos sobresaltos para el partido de Mariano Rajoy. Será en el último tramo de este mes cuando, según fuentes de su entorno, el magistrado Francisco Monterde, que instruye la parte investigada por el Tribunal Supremo, levante, parcial o totalmente, el secreto de lo investigado respecto a los dos aforados nacionales en el caso: el senador Luis Bárcenas, ex tesorero del PP y que mantiene su acta de senador, y el diputado al Congreso por Segovia Jesús Merino, que igualmente se mantiene en su escaño.

También el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) alzará el secreto respecto a otra parte del sumario que instruye. De momento, el juez del TSJM Antonio Pedreira, encargado de toda la investigación salvo la que concierne al Supremo y al Tribunal Superior de Valencia, ha imputado a un nuevo cargo público del PP: la ex concejal de Obras de Pozuelo, Yolanda Estrada, con lo que el número de imputados asciende ya a 65.

De ellos, 16 son o fueron cargos orgánicos o públicos ligados directamente al PP. El ex eurodiputado Gerardo Galeote, recolocado por Rajoy como asesor de asuntos europeos, se librará, salvo viraje de última hora, porque los delitos que se le atribuían han prescrito.

No ha trascendido si los indicios de que la trama pagó sobornos en Castilla y León se traducirán en imputaciones de representantes públicos del PP en esa comunidad, donde los conservadores ejercen un control absoluto gracias a su demoledora mayoría electoral. Pero los datos sobre presunto pago de comisiones por parte de Teconsa, ya plasmados por Baltasar Garzón en su auto de marzo de 2009, son sólidos. El foco apunta hacia el presidente de las Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago, que ha negado cualquier vínculo con la trama.

Queda igualmente por desvelar si el análisis de la contabilidad de la red y de los documentos hallados en la sede de las empresas de Jacobo Gordon, ex socio de Alejandro Agag, han abierto nuevos caminos para la investigación.

Pero ambas posibilidades, la de que la investigación salte a Castilla y León y que haya nuevos imputados en Madrid, están sobre la mesa. Como lo sigue estando un enigma: el significado de la frase pronunciada por el presunto cabecilla de la Gürtel, Francisco Correa, en la ya célebre grabación sobre sobre los mil millones de pesetas (seis millones de euros) que, supuestamente, había entregado a Bárcenas. 'Le llevé 1.000 millones de pesetas por adjudicaciones de la época de Cascos', dice Correa citando por su nombre al ex ministro de Fomento de Aznar y ex secretario general del PP.

El año arranca con la incógnita de qué nuevos datos saldrán a la luz en un caso que, de momento, ya se ha cobrado la imputación de una docena de cargos del partido. La Gürtel ha convertido además a Camps en rehén de los plazos. Primero, los del Supremo, que debe resolver sobre los recursos de la Fiscalía y el PSOE contra el archivo del caso de los trajes. Y después por los del Tribunal Superior de Valencia (TSJCV), que igualmente debe decidir si admite a trámite la querella por financiación ilegal del PP, interpuesta también por los socialistas.

Ahora, la Fiscalía ha pedido al juez Pedreira que investigue las cuentas del PP valenciano. El magistrado se muestra reticente a hacerlo, dado que esa investigación podría afectar a aforados valencianos.

Camps logró en agosto que el TSJCV lo exonerase del presunto delito de cohecho impropio, la modalidad más leve de soborno, en el caso de los trajes. Con el juez amigo Juan Luis de la Rúa al frente de las deliberaciones, el tribunal concluyó que aceptar ropa confeccionada a medida y valorada en 12.783 euros no entrañó delito, pese a que la figura del cohecho impropio castiga la simple recepción del soborno, sin necesidad de que exista contrapartida.

El PSOE valenciano da por seguro que el Supremo obligará a reabrir el caso. Cree que lo presagia la nítida redacción del artículo 426 del Código Penal, el referido al cohecho impropio. En ese punto, el Código establece un castigo de multa de tres a seis meses para 'la autoridad o funcionario público que admitiere dádiva o regalo que le fueren ofrecidos en consideración a su función'.

Los socialistas sostienen que si el Supremo validase la decisión del TSJCV, convertiría en papel mojado el citado artículo. Antes de decidir sobre el fondo del asunto, el Alto Tribunal ha de resolver si cabe aquí la posibilidad del recurso de casación. El abogado de Camps entiende que no.

Respecto a la querella del PSOE por financiación ilegal del PP valenciano, las cosas parecen menos claras. La querella reproduce casi milimétricamente el ya famoso informe policial que en julio despreció el tribunal valenciano.

Los conservadores se aferran a la esperanza de que la querella no se admitirá porque el informe policial ya fue desechado por el tribunal valenciano, que aún preside De la Rúa. Éste sigue a la espera de que el TSJM responda si está investigando las pistas contenidas en el citado dossier de la Brigada de Blanqueo.

Frente a quienes auguran nuevas imputaciones de alcance, en el entorno del juez Pedreira se asegura que no habrá grandes novedades en la parte sobre la que se levantará el secreto a final de mes. La instrucción, apuntan fuentes del tribunal madrileño, no puede eternizarse ni abrir nuevas vías indefinidamente. Y, además, lo relativo a las 24 comisiones rogatorias cursadas por el magistrado para seguir el rastro del dinero sigue aún pendiente de cierre.

Procesalmente, la gran duda estriba en si el caso permanecerá en manos de los tribunales superiores de Madrid y Valencia o si acabará bajo la tutela del Tribunal Supremo. 'Si se concretan imputaciones en Castilla y León o si se reabre el caso de los trajes o se admite la querella del PSOE contra Camps, tendrá que pasar al Alto Tribunal', opina una fuente conocedora del caso.

En Valencia, Camps no es el único con problemas. 2010 puede ser el año en que Carlos Fabra, imputado por corrupción desde hace seis años, se siente en el banquillo.

No puede darse por seguro, dada la capacidad de maniobra mostrada por el presidente de la Diputación de Castellón y dirigente histórico del PP valenciano. Pero si finalmente no surgen nuevos tropiezos, Fabra deberá responder ante la justicia por un presunto delito de falsedad documental por el que el fiscal pide dos años de cárcel. Las acusaciones de soborno y tráfico de influencias tendrán que esperar.

La cascada de casos de corrupción en Illes Balears ha bloqueado al Partido Popular, cuyo ex líder y también ex ministro Jaume Matas se ha visto atrapado en el caso Palma Arena.

El ex presidente del Govern deberá comparecer el 23 de marzo y en calidad de imputado ante José Castro, el juez que investiga los incrementos de precio en la construcción del velódromo palmesano, que terminó costando el doble de lo presupuestado. Castro acusa al ex presidente balear de nueve delitos cuyas penas suman hasta 30 años de cárcel. Cohecho (soborno), malversación y blanqueo de capitales figuran en la lista.

En el ojo del huracán desde que un constructor le acusó de haber pagado en dinero negro la reforma de su palacete en el centro de Palma de Mallorca, Matas no ha recibido ningún reproche público de su partido. La compra del palacete, adquirido supuestamente a un precio muy inferior al de su valor de mercado, se encuentra bajo sospecha.

Pero eso no es todo. A comienzos de año trascendió un informe de la Guardia Civil según el cual la promotora que compró, reformó y comercializó los apartamentos del palacete es, en realidad, una sociedad instrumental propiedad de Jaume Matas.

Su escándalo no es el único que zarandea a los conservadores en las islas. Casos como el Scala o el de Andratx, cuyo ex alcalde Eugenio Hidalgo ingresó en prisión el pasado 28 de diciembre, se han encadenado en los últimos años.

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