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Alarma en Alemania por la violencia contra los niños

GUILLEM SANS MORA

Alemania se plantea qué puede hacer el Estado para evitar la violencia contra menores después de la muerte de ocho niños a manos de sus respectivas madres en dos pequeñas ciudades. La canciller, Angela Merkel, reclamó ayer más sensibilidad hacia los niños en situaciones familiares difíciles. 'Estos casos inenarrables le llegan a una al alma', declaró al diario berlinés Berliner Zeitung.

El miércoles por la noche la Policía encontró los cadáveres de cinco hermanos de entre tres y nueve años en una casa unifamiliar de la localidad de Darry, en el Estado federalde Schleswig-Holstein, en el norte del país. La madre, de 31 años y enferma mental, está bajo sospecha de haberlos matado con somníferos. Uno de los pequeños era autista.

Ingreso en un psiquiátrico

La Policía acudió a la casa poco después de que la mujer confesara a un psiquiatra haber dado somníferos a los niños, informó ayer el fiscal superior Thomas Hoffmann. La mujer ha ingresado en un psiquiátrico. Sus problemas mentales la incapacitan para ser declarada culpable en un juicio.

El segundo caso de violencia contra menores sucedió en Plauen, una pequeña localidad sajona en el este alemán. La Policía encontró esta semana los cadáveres de dos bebés en el congelador y un tercero entre las macetas del balcón de una vivienda. La madre tiene 28 años y niega toda responsabilidad.

Ehrhart Körting, presidente de turno de la conferencia de ministros del Interior de los Estados federales alemanes, dijo ayer en la televisión pública ZDF que 'los políticos no seríamos sinceros si dijéramos que estos crímenes se pueden evitar con absoluta seguridad'.

No opina lo mismo Georg Ehrmann, presidente de la asociación de ayuda a la infancia Deutsche Kinderhilfe. Ayer declaró a la radio bávara BR que existe en Alemania 'una crisis estructural' en torno a los niños porque se perciben en gran parte de la sociedad como algo 'molesto'.

El caso de la pequeña Lea-Sophie, de 5 años, conmocionó al país a mediados del mes pasado en Schwerin, también en el este del país. Sus padres, de 23 y 26 años, la dejaron morir de hambre y sed durante meses. Cuando la encontró la Policía, pesaba 7,4 kilos, menos de la mitad del peso normal de una criatura de su edad.

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