Los presidentes de España y Rusia, José Luis Rodríguez Zapatero y Dimitri Medvédev, decidieron ayer dar un 'nuevo impulso' a los acuerdos energéticos alcanzados durante la visita del presidente ruso a España, el pasado mes de marzo. Estos acuerdos procuraban garantizar el acceso de las empresas españolas a conciertos con las rusas para poder abastecerse en las potentes fuentes energéticas de aquel país.

Zapatero y Medvédev se reunieron en la ciudad rusa de Yaroslav para hablar sobre la presidencia española de la UE, que empieza el 1 de enero de 2010, y el esfuerzo que el Gobierno quiere hacer para estrechar las relaciones entre la UE y Rusia. A su término, fuentes de la Presidencia destacaron las 'excelentes' relaciones que mantienen España y Rusia.

El presidente del Gobierno acudió a Yaroslav, a orillas del Volga, para participar en la conferencia internacional El Estado moderno y la seguridad global y reunirse previamente con su anfitrión, el presidente ruso, alrededor de media hora.

El jefe del Ejecutivo español evitó abordar con Medvédev la crisis abierta en Figueruelas (Zaragoza) con la venta de Opel al consorcio integrado por el banco ruso Sberbank y el fabricante de componentes austriaco-canadiense Magna. Esta operación, que se cerró el 10 de septiembre con el respaldo financiero del banco estatal ruso presidido por el ex ministro de Economía y hombre de Vladimir Putin, German Gref, puede suponer la destrucción de 1.600 empleos en la factoría aragonesa.

Según fuentes de Moncloa, este tema no se introdujo en la agenda porque se trataba de una 'reunión política' breve con una agenda cerrada.

Aprovechando que era su cumpleaños, el jefe del Ejecutivo español regaló a Medvédev una foto del artista plástico gijonés Germán Gómez (1972) y un jamón ibérico, en recuerdo del veto que los rusos instauraron durante más de un mes a la carne porcina española por la gripe A.

Durante la conferencia que pronunció en la sesión inaugural del foro, Zapatero realizó una defensa enconada del Estado, a pesar de confesar que no era 'un estatista'. Para el presidente español, la crisis internacional ha demostrado la importancia decisiva del Estado para impulsar el crecimiento tras la crisis y garantizar la cohesión social, 'bien público inestimable'. 'El mercado está para otra cosa', subrayó Zapatero.