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El tripartito busca fortalecer su unidad ante la financiación

PSC, ERC e ICV aparcan los reproches mutuos y cargan contra el PSOE y CiU

FERRAN CASAS

Arrecia la tormenta y la tripulación llama a cerrar filas. La unidad centró este lunes los mensajes de los líderes del tripartito ante el 'rush' final de la negociación de la financiación. 'Ojalá haya unidad catalana', afirmó el president Montilla. Él da por descontado que su ejecutivo aceptará o rechazará sin fisuras el modelo en el Consejo de Política Fiscal y Financiera del 15 de julio y que el problema es ya sólo con CiU.

El president volvía a poner en valor la unidad después que sus socios de gobierno, singularmente ERC, demostrara su disposición a romper la baraja si Montilla asume un modelo que no cubra sus altas expectativas. El president está por ahora tranquilo porque los avances –'aunque no suficientes'– permiten ser optimistas.

Después de reiterar que la cifra ofrecida es insuficiente y el modelo 'poco claro', el secretario general de ERC, Joan Ridao (que discrepa del presidente, Joan Puigcercós, sobre la oportunidad de poner públicamente en riesgo la continuidad del Govern si el PSC transige) también llamó a la unidad y cargó contra CiU.

Ridao avisó de 'la trampa' de que los partidos catalanes negocien por separado con Zapatero, como hizo Artur Mas con el Estatut y ellos han rehusado hacer ahora. Después de rechazar la oferta del PSOE para ello hace unos días, Ridao señaló al conseller de Economía Antoni Castells como único interlocutor válido.

Su homólogo de ICV, Joan Herrera, puso como divisas de actuación del Govern 'la unidad y la firmeza' y exigió a PSC y ERC responsabilidad. Herrera sostuvo que el tripartito no cargará con el coste del incumplimiento 'de otro', en referencia a Zapatero, para quien auguró un calvario de 'inestabilidad' en las Cortes si no hay pacto.

Lo que parece claro es que la disposición catalana a plantarse en el CPFF no impresiona al Gobierno pese a que el modelo nacería tocado. El vicepresidente Chaves avisó que nadie tiene 'derecho a veto' y que quien lo desee se podrá descolgar. Reconoció la complejidad de incorporar todas las aspiraciones y necesidades en un sólo modelo.

El PP no piensa ponerlo fácil. Murcia demostró su querencia por el actual modelo (del que sólo actualizaría la población) y el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que Zapatero convierte la negociación en una 'subasta'. Mirando  a Catalunya acusó al PSOE de 'alentar la insolidaridad' para contentar a 'minorías nacionalistas'.

Por otra parte, el responsable de política municipal y líder del PP en Andalucía, Javier Arenas, anunció una concentración de cargos electos locales en septiembre para denunciar el ahogo económico de los ayuntamientos, cuya financiación está por resolver.

 

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