El listado es interminable. Y la amalgama impresionante. Ideólogos liberales, antiguos colaboradores de Rodrigo Rato, ex asesores de Aznar, críticos con la línea estratégica de Rajoy, descolocados dentro del PP e izquierdistas conversos han encontrado refugio en Esperanza Aguirre.
La presidenta de la Comunidad de Madrid es una auténtica bolsa de empleo. Los últimos fichajes han sido el filólogo y ensayista Jon Juaristi y Jesús Neira, el profesor universitario agredido el pasado mes de agosto cuando intentaba socorrer a una mujer que estaba siendo maltratada por su pareja. La relación de Aguirre con Juaristi viene de lejos. Siempre ha contado con él, desde que fue relevado del Instituto Cervantes al llegar los socialistas al poder. Una de las últimas veces en las que se les pudo ver juntos fue en un polémico acto en contra de mayo del 68. Juaristi fue nombrado la semana pasada director de Universidades de la Comunidad de Madrid.
A Neira le ha designado presidente del Observatorio contra la Violencia de Género. Hace tan solo unos meses, la dirigente conservadora le concedió la Medalla de Oro al Mérito Ciudadano. En plena recuperación, Aguirre no ha querido desaprovechar la ocasión y, dando un golpe de efecto, lo ha reclutado para su equipo.
En los últimos meses Aguirre, fiel a su estilo, no deja de dar sorpresas. En septiembre contrató al dramaturgo Albert Boadella para que se encargara de los Teatros del Canal.Y pocos días antes de que finalizara el año daba a conocer a todo su repertorio de consejeros para Cibeles, la corporación de sociedades financieras de Caja Madrid. Entre ellos destacan el ex secretario general del PP, Ángel Acebes, y Carmen Cavero, cuñada de Ignacio González, vicepresidente y mano derecha de Aguirre. Además del ex consejero de Infraestructuras, Manuel Lamela, y Pedro Schwartz, uno de los economistas de cabecera de la líder del PP de Madrid y de los neoconservadores españoles.
En el consejo de Administración de la Caja también se encuentran el ex secretario de Hacienda, Estanislao Rodríguez- Ponga, como vicepresidente y José Manuel Fernández Norniella, ex presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, en calidad de vocal. Estos últimos son fieles escuderos de Rato. Y es que Aguirre tiró del ala ratista desde el mismo momento en que el vicepresidente partió hacia el Fondo Monetario Internacional. Muchos se han ido repartiendo: por ejemplo, el ex secretario de Estado de Presupuestos, José Folgado, es ahora el alcalde de la localidad madrileña de Tres Cantos. Otros están al frente de carteras del Gobieno regional: es el caso del consejero de Sanidad, Juan José Güemes, o de la de Medio Ambiente y Vivienda, Ana Isabel Mariño. Hasta la ex mujer de Rato, Ángeles Alarcó, que llegó como asesora técnica de Aguirre en 2005, ha escalado peldaños y se ha convertido en gerente de Turismo de Madrid.
Pero la presidenta de Madrid también ha buceado en otros círculos. Como en el aznarista. Así Javier Fernández- Lasquetty dejó de dirigir la fundación FAES para asumir la Consejería de Inmigración y Cooperación. Y Lucía Figar, esposa de Carlos Aragonés quien fuera jefe de gabinete de Aznar, se hizo cargo de la de Educación.
Desde que el PP perdió las elecciones generales en 2004, Aguirre ha ido recolocando a ex altos cargos. Entre ellos se encontraba, por aquel entonces, la subsecretaria del Ministerio de Interior María Dolores de Cospedal, hoy la número dos del partido en España.
La oposición calculó que en aquellas fechas dio trabajo al menos a una treintena de personas. Desde la Comunidad argumentaban que 'todas ellas estaban altamente cualificadas'. En el repaso figuran la ex ministra de Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, que actualmente preside la Asamblea de Madrid; la ex consejera de Asuntos Sociales con Fraga, Belén Prado, que hoy ocupa un importante puesto en Sanidad, o el ex presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero que es el Defensor del Paciente de Madrid.
Es un filón. Para más de uno Aguirre se ha convertido en su tabla de salvación o en su rampa de lanzamiento. Sea como sea son muchos los que le deben un favor. La dirigente madrileña se ha rodeado de una corte de aliados que en caso de que se celebrara un congreso extraordinario podrían inclinar la balanza a su favor.
Además, Aguirre trata de contentar a diferentes sectores del partido. Tiene en nómina a gente de Álvarez del Manzano y de Alberto Ruiz- Gallardón. También alberga bajo su techo a Belén Bajo, que fue durante una década la jefa de comunicación de Rajoy y ahora es diputada en la Cámara territorial; o a Paloma Adrados, que estaba en el gabinete de Javier Arenas y que, desde la última remodelación del Gobierno regional, es consejera de Empleo y Mujer. 'Está lo mejor de cada casa', bromean desde la sede en la Puerta del Sol.
Desde aquí recuerdan que Aguirre dio empleo hasta a dos dirigentes del PSOE. A Cristina Alberdi, actualmente asesora del Consejo Consultivo autonómico; y a Gotzone Mora, que se encargó del Foro Regional para la Inmigración hasta que Francisco Camps la fichó para la Administración valenciana. La persona que la sustituyó no es otra que Raúl Rivero, disidente cubano que llegó a España gracias a las gestiones socialistas.
Tras las generales de 2008, el PP de Madrid se ha convertido en cierta forma en el amparo de los críticos con Rajoy. Una imagen, la de Juan Costa, Gabriel Elorriaga e Ignacio Astarloa junto a Ignacio González en el burladero de Las Ventas, fue la comidilla de la crisis interna del partido. Hay quien cree que dentro de un tiempo tratará de rescatarlos. Por algo Aguirre defiende la misma máxima de Aznar: 'Los partidos se hacen integrando, no excluyendo'.
Aguirre y Rajoy, eso sí, están condenados a compartir a Manuel Pizarro. De momento. Porque hay quien le ve ya como futuro presidente de Caja Madrid en sustitución de Miguel Blesa .
Tras el 9-M, el ex presidente de Endesa se quedó bastante descolocado. La presidenta madrileña le incorporó de inmediato al Comité de Dirección regional. Cuando Pizarro se hizo cargo de la portavocía del PP en la Comisión Constitucional del Congreso, Aguirre no dudó en lanzarle un recordatorio. 'Manuel, te necesitamos', le gritó en el congreso del PP de Madrid. En este foro también le concedió a Cayetana Álvarez de Toledo, jefa de gabinete de Acebes, una responsabilidad al frente del partido.
Lo único que no ha logrado Aguirre ha sido incorporar a su plantilla a María San Gil ni al ex ministro Francisco Álvarez Cascos, aunque éste la ha arropado en más de un acto y le es completamente afín ideológicamente. 'Aguirre será muy populista pero no muy popular', comenta uno de sus detractores. Su círculo no lo comparte y advierte que, al contrario que otros, ella no hace más que ganar amigos.
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