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IU desdramatiza haber acabado su asamblea sin coordinador

Joan Josep Nuet habla de 'éxito brutal' por el acuerdo político entre las tres familias

JUANMA ROMERO

No se puede decir que sea habitual que una rueda de prensa de IU, en su sede federal, dure una hora de reloj. Pero ayer ocurrió eso. Las preguntas de los periodistas, casi 20, fueron enlazándose para intentar discernir qué futuro le espera a la federación después de cerrar en falso el domingo su IX Asamblea. Era la primera comparecencia pública conjunta de los cabezas de lista: Cayo Lara (PCE, 43,1%), Inés Sabanés (gasparista, 27,1%), Joan Josep Nuet (Nacional II, 19,2%) y Haizea Miguela (no alineados, 5,9%). No asistió el líder jornalero Juan Manuel Sánchez Gordillo (4,7%).

No se vislumbró un desenlace, la resolución de una ecuación que todos reconocieron “compleja”: quién sucederá a Gaspar Llamazares. Dominó la prudencia, incluso la convicción de que el cónclave había terminado bien. “La asamblea ha sido un éxito brutal”, apuntó Nuet. “Creo poco en los liderazgos”, proclamó Lara.

Las tres grandes familias coincidieron en señalar la “convergencia” que había propiciado la asamblea, especialmente en la política –un “programa claro y anticapitalista”– y el camino hacia un proceso de refundación de IU que culminará en 2010, recordó Sabanés.

“Pero ingenuos no somos, y se nos acaba el tiempo”, matizó la portavoz candidata gasparista. Porque el paisaje demoledor que cerró la asamblea fue una IU sin cabeza, y eso sí es, asumió, “una cierta decepción'. 'La imagen nos preocupa”.

Aún le queda un mes largo a la federación para nombrar a su coordinador. Lo hará con su máximo órgano de dirección, el Consejo Político Federal (CPF), al completo. Hasta entonces dirigirá IU lo que Nuet denominó “el G-14”, una comisión de 14 personas, integrada por todas las familias. Echará a andar el lunes.

Por ahora, no hay garantías de que este mes sirva para aquilatar un acuerdo amplio. Los cuatro candidatos reconocieron que el líder podría ser elegido con un 50% raspado, como avanzó ayer Público. “Nos gustaría tener un coordinador de amplísimo consenso. Si no es así, no pasa nada porque la dirección será compartida y al día siguiente todos trabajaremos como una piña”, argumentó Lara. “No habrá ruptura. Prefiero un mes de incertidumbre a cuatro años de inestabilidad”, aseguró Nuet.

Todos se cuidaron de no aventurar alianzas. Miguela afirmó, lacónica, que aún es pronto y que su grupo apoyará a quien “saque adelante” IU. Más decisiva será en esta segunda vuelta la N-II, y su líder, Nuet, sí que se movió unos milímetros de su estatismo: “Si no hay acuerdo, apostaremos por uno o por otro, lógicamente”. Antes de la asamblea, su grupo afirmaba que 'jamás' apoyaría un acuerdo a dos bandas.

Lara mantendrá su candidatura. Volvió a aludir a que su lista fue la más respaldada. Se enfrentará previsiblemente al balear Eberhard Grosske, postulado por los gasparistas y bien visto por la N-II. “Queremos a Eberhard de líder, y es democrático. Aquí en IU nunca funcionaron los modelos mayoritarios. ¿O es que no se lo hemos criticado al PP?”, inquiría después un dirigente cercano a Llamazares.

“Los números nos dan para ganar al PCE”, dejaba caer un miembro catalán de la N-II que mantuvo ayer contactos con los dos grandes sectores. “La relación con los de Gaspar mejoró e irá a más. Pero necesitamos cohesión entre los nuestros”. Un dirigente madrileño de la misma familia llama a la cautela: “Escucharemos a los dos, a ver qué modelo de dirección proponen. Como Eberhard se presente con las credenciales de Gaspar, va listo”.

En el PCE se muestran confiados: “Toca hablar con todo el mundo y lo haremos”.

 

La asamblea de IU era radiada casi al minuto a Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), su socio catalán. Y en algunos dirigentes se percibía ayer “preocupación”. Aún planea la traumática ruptura que propició Julio Anguita en 1997, que sólo suturó años más tarde, con Gaspar Llamazares en la cúpula.

“No vamos a romper, pero si eligen a un líder del PCE, no podremos profundizar en la relación”, asevera un conocido responsable del partido. Ha dolido sobre todo que Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), la marca catalana de IU y eje de la Nacional II, no apostara al final por Grosske. “Han jugado a aprendiz de brujo y les ha salido mal”, añade. Otro colega suyo se dice inquieto “por la deriva involucionista de EUiA y la división de IU”. “Queremos un perfil de futuro, renovador, no de pasado”, dice un tercero. 

 

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