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El jefe del Ejército presidirá el país

El general Suleymán se ha mantenido neutral en todas las peleas políticas

Eugenio García Gascón

El general Michel Suleymán tiene por delante una tarea complicada, pero desde el final de la guerra civil (1990) ha demostrado que es capaz de navegar en las aguas libanesas manteniendo buenas relaciones con todas las partes en conflicto.

Cristiano maronita, Suleymán nació en 1948, está casado y tiene tres hijos. Se graduó en la academia militar en 1970 y se licenció en Ciencias Políticas y Administrativas.

Ha sido jefe del Ejército desde 1998, cuando sustituyó a su amigo Emile Lahoud, a quien ahora sucederá como presidente. Su nombramiento de hace una década contó con el beneplácito de Damasco, que entonces ocupaba Líbano.

Mientras Siria estuvo presente en Líbano, Suleymán colaboró estrechamente con el presidente Hafez al-Asad, una circunstancia que sus detractores no han cesado de reprocharle.

Su exacta equidistancia de la mayoría y de la oposición lo han convertido en un político de consenso. Desde la salida de Siria, Suleymán ha permitido y protegido tanto las manifestaciones antisirias como las prosirias, y ha defendido la política de neutralidad de las Fuerzas Armadas.

Rebelión aniquilada

Como jefe del Ejército, ha desplegado las tropas en el territorio de Hizbolá y el año pasado aplastó la rebelión de las milicias mafiosas de Fatah al-Islam en el campo de refugiados palestino de Nahr al-Bared.

En el último conato de guerra civil, Suleymán abogó por apartar a los militares de las luchas sectarias. Esto provocó la dimisión de 40 oficiales descontentos que querían que los soldados tomaran las armas para pacificar los combates.

Al final, la neutralidad de Suleymán ha triunfado. El Ejército ha salido reforzado y cuenta con el apoyo de la mayoría de la población.

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