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El primer sonido jamás grabado

Se trata de una canción francesa de 1860 registrada en un papel ahumado

MIGUEL ÁNGEL CRIADO

Son diez segundos de un sonido casi fantasmal pero, entre el ruido, se reconoce una popular canción francesa que ha resultado ser la primera grabación de la voz humana de la historia.

Durante 131 años se ha creído que la frase 'Mary had a little lamb' (Mary tuvo un corderito, en inglés) era el primer registro sonoro. El inventor del fonógrafo, Thomas Edison, la grabó en un cilindro. Pero resulta que no. 17 años antes, el 9 de abril de 1860, el francés Edouard-Leon Scott de Mar-
tinville había grabado una canción popular entonces, y ahora, llamada Au clair de la lune (En el claro de la luna, en francés).

Los asistentes a la conferencia anual de la Asociación para las Colecciones de Sonido Grabado tuvieron el privilegio de ser los primeros en escuchar la pieza en el auditorio de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), el pasado jueves.

La grabación ha dormido durante todo este tiempo en los archivos de la Academia de las Ciencias del Instituto de Francia hasta que dos historiadores del sonido de EEUU, Patrick Feaster y David Giovannoni, la encontraron.

Los dos expertos empezaron una particular búsqueda de los sonidos más antiguos jamás grabados en el otoño del año pasado. Como era de esperar, empezaron por los archivos de Sitio Histórico Nacional de Edison . El prolífico inventor había registrado en su fonógrafo el ruido del tren metropolitano elevado de la isla de Manhattan.

Sin embargo, en diciembre, y ya en París, hallaron dos extrañas piezas en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial galo. Ante esta institución, Scott de Martinville, había depositado entre 1857 y 1859 sus patentes sobre un raro artilugio capaz de grabar sonido. Se trataba del fonoautógrafo. El cacharro registraba las ondas sonoras que hacían vibrar una especie de punzón sobre un papel ennegrecido con el humo de una lámpara.

Doce fonoautogramas

Feaster y Giovannoni acabaron en la Academia de las Ciencias, donde el pasado mes de febrero encontraron una docena de papeles tintados por el inventor francés. Entre los fonoautogramas (alguno fechado en 1853 pero inaudible ) se encontraba Au clair de la lune. Giovannoni hizo un escáner de cada fonoautograma en alta resolución.

Para reproducir el sonido impreso en el papel, los investigadores, con el apoyo de First Sounds -una iniciativa que busca recuperar los sonidos más antiguos-, han recurrido a toda la tecnología y delicadeza que han tenido a su alcance. En el Laboratorio Nacional Lawrence de Berkeley, se realizó una copia digital del material con sistemas de imagen sin contacto que se vienen usando para copiar los discos fonográficos y cilindros antiguos.

Por último, ingenieros de sonido eliminaron las fluctuaciones de velocidad propias de una grabación hecha con un aparato que, como el fonoautógrafo, funcionaba con una manivela. Después ajustaron el ritmo de reproducción y, con mucha paciencia, entresacaron el sonido de la canción de la marea de ruido.

Se da la circunstancia de que Scott de Martinville no se planteó entonces la posibilidad de reproducir la voz de la mujer que con dulzura cantaba la canción. Sólo, tras el anuncio de la grabación de Edison, cayó en la cuenta de las posibilidades de lo que había inventado. Pero ya era tarde, moriría un año después, sin oír jamás uno de los fonoautogramas que grabó.

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