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La semana laboral de cuatro días, una aspiración cada vez más cercana

La productividad, el ocio y la conciliación protagonizan el debate sobre la reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales.

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Un hombre trabaja desde casa mientras una niña hace tareas escolares. - REUTERS.

El debate sobre la semana laboral de cuatro días ha vuelto ha reavivarse. El pasado 25 de mayo Portugal dio los primeros pasos para hacer realidad la jornada semanal de 32 horas, tras aprobar una iniciativa que prevé elaborar un programa piloto nacional para implementar nuevos modelos productivos. El objetivo del Ejecutivo portugués es promover "una mejor conciliación entre trabajo y vida personal y familiar".

Se trata de una propuesta del partido de izquierdas LIVRE que se ha anunciado en el marco de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de Portugal para 2022, en una votación especial que ha tenido lugar en el Comité de Presupuesto y Finanzas del Parlamento. Aunque todavía se desconocen los detalles, lo que sí que se sabe es que durante el diálogo y la consulta social se pondrán sobre la mesa otros asuntos como el uso de modelos híbridos entre el trabajo presencial y el trabajo desde casa.

España, al mismo tiempo que lidera el consumo de ansiolíticos, es el país de Europa que más horas trabaja

Portugal no es el único país que se ha hecho eco de la insostenibilidad del modelo hiperproductivo actual. También se ha subido al carro de reducir la semana laboral Reino Unido, donde unos 3.000 empleados de 60 empresas trabajarán cuatro días a la semana en un proyecto piloto para acortar horas de trabajo sin rebajar salarios ni sacrificar ingresos empresariales. En la misma línea, en España, el Gobierno de Pedro Sánchez pactó con Más País un programa que destinará 50 millones de euros a ayudar a las compañías que se ofrezcan voluntarias para implantar este calendario de trabajo. Compromís ha promovido algo similar en el País Valencià.

Los defensores de la semana laboral de cuatro días destacan tres aspectos fundamentales que mejorarían con su implantación: la productividad, el ocio y la conciliación. Las jornadas laborales excesivas y el desempleo estructural "terminan resintiendo la salud laboral nacional", explica el programa del partido de Íñigo Errejón. La formación también hace hincapié en los beneficios ambientales de organizar un modelo productivo menos consumista y más sostenible. 

La clave de estas políticas es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y otorgarle al trabajo asalariado menos peso en una sociedad que camine hacia un modelo que priorice los cuidados y la solidaridad. Por ello, lo que se ha aplicado en países como Bélgica no es exactamente una victoria. El país no pretende, al menos por el momento, recortar la jornada sino concentrar las mismas horas en cuatro días. "Hay que hablar de la productividad, las horas extra, la flexibilidad y la inserción de los cuidados en nuestras vidas", afirma Yolanda Díaz.

España, al mismo tiempo que lidera el consumo de ansiolíticos y tranquilizantes, es la nación de Europa que más horas trabaja. Una encuesta realizada por CCOO junto a la Universitat Autònoma de Barcelona determinó que el 55,1% de los empleados tiene una "mala salud mental". La sobrecarga de trabajo llevó al 21,5% de los participantes en la encuesta a consumir sedantes o somníferos durante el último mes. Las jornadas interminables hacen estragos en la condición física de los empleados a todos los niveles: según CCOO, siete de cada diez camareras de piso consume fármacos de manera habitual para poder seguir el ritmo de trabajo al que se ven expuestas y soportar el dolor derivado de las distintas enfermedades que sufren. 

El exceso de horas extras trabajadas en nuestro país es un asunto que preocupa en el Ministerio de Trabajo, lo que ha llevado a Yolanda Díaz a anunciar recientemente la futura puesta en marcha de un nuevo algoritmo para controlar las horas extra que no se pagan. Se estima que cada semana en España se realizan 6,6 millones de horas extraordinarias, de las que un 44% no están remuneradas. Con este nuevo seguimiento, Inspección de Trabajo pretende garantizar los derechos actuales de los trabajadores y avanzar poco a poco en la reordenación del tiempo laboral. 

Las políticas que ponen la vida en el centro

En este contexto, los pasados 27 y 28 de mayo tuvo lugar la primera cumbre internacional sobre la jornada laboral de cuatro días en València. En ella participaron políticos y teóricos conocidos a nivel mundial. Hay que ir "de la canadiense a la semana laboral de 32 horas", afirma Errejón haciendo alusión a la huelga convocada por la CNT en 1919, que tuvo lugar en Barcelona, tras la que los trabajadores españoles conquistaron la jornada laboral de ocho horas. 

Íñigo Errejón: "Los trabajadores tienen derecho a ser algo más que mano de obra"

La reivindicación del sindicato fue realmente innovadora, pues no se limitaba exclusivamente a hablar del tiempo de trabajo, sino a poner en valor el derecho a ocho horas de descanso y ocho horas de ocio. "Los trabajadores tienen derecho a ser algo más que mano de obra, a contemplar la belleza, a reírse, a ir a teatro, a participar en asociaciones de vecinos", continúa Errejón.

El hecho de tener un mayor volumen de carga de trabajo impide que las personas trabajadoras puedan desarrollar un proyecto de vida digno. "Necesitamos generar una redistribución del empleo y de la carga de trabajo en los hogares, potenciando la conciliación", dice Pepe Álvarez, secretario general de la UGT.

El profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Daniel Toscani, sostiene que "está demostrado que, si las personas trabajan menos horas, son más productivas y tienen más horas de ocio, lo que favorece el consumo". Parece que es sólo cuando se supera la barrera de los 65, ya jubilados, cuando los ciudadanos pueden disfrutar de una vida plena.

Acabar con la brecha de género en el ámbito de los cuidados

Es de sobra estudiado y constatado por sociólogas feministas que el peso del trabajo reproductivo ha recaído históricamente sobre los hombros de las mujeres. Nancy Fraser cuenta en su artículo El capital y los cuidadospublicado en The New Left, que la invisibilización sistemática de este ámbito ha dado lugar a una jerarquía en el imaginario colectivo que otorga más importancia al trabajo asalariado. Algo que es una ficción, pues el uno no puede existir sin el otro. 

Reducir la jornada laboral, restar peso al trabajo productivo, le daría la importancia que merece a los cuidados y, con ello, a la labor de un sector completamente feminizado. Se generarían, por así decirlo, condiciones que favorecerían la conciliación y el reparto equitativo de las tareas del hogar al dejar este de ser visto como una ocupación de "segunda". 

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