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El sueldo medio sube más de 2.000 euros anuales con la reforma laboral, la bonanza y las mejoras salariales

La Agencia Tributaria sitúa en 25.265 euros brutos anuales los ingresos de origen laboral de los 15,5 millones de trabajadores que se emplean todo el año, cuyo volumen superaba al cierre de 2022 en más de medio millón al anterior a la pandemia.

Dos camareras de piso trabajan en la habitación de un hotel en Madrid. REUTERS/Violeta Santos Moura

Eduardo Bayona

Los sueldos medios de los trabajadores españoles han subido algo más de 2.000 euros en relación con los que cobraban en 2019, el último año ‘normal’ antes del frenazo de la actividad con la pandemia, por la confluencia de, entre otros factores pero principalmente, una reforma laboral que ha estabilizado el empleo, un carrusel de mejoras salariales, tanto del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) como de los pactados en convenio tras dos años de congelación, y una etapa de bonanza económica en la que resultan fundamentales los dos anteriores, junto con otros como la inyección de fondos europeos.

La Agencia Tributaria ofreció este martes, en su estadística sobre Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias de 2022, uno de los primeros datos oficiales que vienen a confirmar esas tendencias: en España hay más empleo, de mayor estabilidad y mejor pagado que antes de la pandemia.

Concretamente, hay casi medio millón más de personas que declaran (y sus pagadores) ingresos de carácter laboral, el número de los que trabajan todo el año ha aumentado en más de medio millón y los salarios medios, tanto los del conjunto como los de este último grupo de trabajadores, han subido en algo más de 2.000 euros en ese periodo y una vez superado en bache de los ejercicios de 2020 y 2021.

Esos tres indicadores, número de asalariados, número de ellos estables y sueldos medios de unos y de otros, se encuentran en niveles de récord, situación en la que también se halla la ‘masa salarial’ del país, que mide el conjunto de los ingresos de carácter laboral de los trabajadores, tanto los monetarios como los que se declaran en especie (vehículos, casas, etcétera), y que se acerca a los 450.000 millones de euros.

La tendencia a una mayor estabilización se mantiene, ya que, según los datos del Ministerio de Inclusión, al cierre del pasado mes de octubre había en España 3.162.482 trabajadores más con contrato indefinido que en diciembre de 2021, cuando entraba en vigor la reforma laboral, una cifra que sitúa en el 87% el porcentaje de afiliados a la Seguridad Social en esa situación, diecisiete puntos más que veintidós meses antes.

Los datos de la Agencia Tributaria sitúan en 22.781 euros brutos el salario medio anual de quienes trabajaron por cuenta ajena en 2022 y en 25.261 el de los que, de estos, estuvieron empleados todo el año.

Esas cifras revelan sendos avances del entorno del 10% en esos tres años en ambos grupos, mayor en el total que en el de los que se ocupan a lo largo de todo el ejercicio, y una horquilla más amplia, del 22% en general y del 17% en el de los estables, en los siete años transcurridos desde 2015.

Esa mejora se ha ido concentrando en términos porcentuales en los tramos de empleados de menor remuneración, que fueron los de quienes cobraban menos de 14.000 euros, equivalente entonces al SMI, en el caso de los hombres mientras que “en las mujeres este efecto se produce en el primer tramo (menos de7.000)”.

Y, paralelamente, señala el informe de la Agencia Tributaria, “la mayor entrada de asalariados” se dio, con 536.000 (252.000 varones y 284.000 mujeres) incorporaciones, entre quienes cobran de 14.000 a 21.000 euros, mientras que “en los tramos de salarios medios y altos, a partir de 3 veces el SMI (>42.000 euros), el crecimiento del empleo ha sido prácticamente nulo”.

Al mismo tiempo, resulta especialmente llamativo el aumento de los salarios entre el precariado, entre quienes compaginan empleo y desempleo, que en tres años ha pasado de 10.267 euros anuales a 12.139, casi 2.000 más con un incremento del 18%, que supone un crecimiento mucho mayor que el de las aportaciones medias de prestaciones y subsidios (179 euros y 7,3%) cuando han dejado de trabajar.

Este dato, cuando en esos tres años apenas ha caído dos puntos el volumen de trabajadores de ese grupo ‘mixto’ (siguen siendo 3,2 millones), alumbra una conclusión de perogrullo: mejorar el empleo y las retribuciones atenúa las cargas del Estado además de animar el consumo y con él la economía en general.

También ha sido notable en los últimos años la progresión de la masa salarial del país, que tras unos años creciendo a un ritmo de en torno a los 20.000 millones de euros por ejercicio pasó a hacerlo en 30.000 en 2021, cuando el inicio de la recuperación convivía con el último tramo de unos ERTE que dispararon por encima de los seis y de los cuatro millones en 2020 y 2021 la cifra de trabajadores que compaginaron salario y prestación o subsidio, para dispararse hasta una cifra récord de casi 40.000 (38.853) en 2022.

Una ristra de récords que deja paso a los retos

Esta evolución de la ocupación y de las remuneraciones laborales coinciden en el tiempo con algunos otros hitos estadísticos, tal y como han apuntado en las últimas semanas los responsables de los ministerios de Trabajo y de Inclusión, como los datos más bajos de paro juvenil (211.567 menores de 25 años en octubre) y los más altos de afiliación de mujeres, con 9,83 millones y un crecimiento medio de sus bases de cotización (y de sus salarios) del 16% desde 2019.

A esas marcas se les suman otras como el suelo de la temporalidad, que “ha bajado 17 puntos desde la reforma laboral” para marcar “un nuevo mínimo histórico del 13%”, y un ritmo de crecimiento del empleo “mayor que el del resto de grandes economías europeas”, con un 7,2% en España en relación con las vísperas de la pandemia frente a otros del 1,3% en Alemania y del 4,9% en Francia.

No obstante, la mayoría de los analistas coinciden en señalar que ese proceso de creación de ocupación está cerca de tocar techo en el mercado laboral español tras casi dos años de progresión.

“La afiliación a la Seguridad Social en octubre confirma la desaceleración del empleo” con un “modesto avance” de apenas 5.000 nuevos afiliados que “contrasta con las cifras registradas en los primeros cinco meses del año”, cuando los incrementos rondaban los 90.000 mensuales, destaca Funcas, el centro de estudios de las antiguas cajas de ahorro.

Ese cambio de ciclo, en el que también influyen los efectos de la inflación y de la presión monetaria del BCE sobre el tejido productivo, junto con el agotamiento de las posibilidades de crecimiento de este, plantea nuevos retos como la creciente cronificación del desempleo, especialmente intensa en las capas de parados de mayor edad.

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